Explicación no pedida, acusación manifiesta.- Simplicio
Fecha Wednesday, 18 November 2015
Tema 115. Aspectos históricos


Estoy leyendo el libro de Job FernÁndez "El Ogro Cariñoso" y quiero aportar una precisión.

En la página 135 dice "El fundador del Opus Dei le había dirigido al General Franco lo que podríamos llamar unos ejercicios espirituales, o una serie de charlas encaminadas a ese objetivo" y seguidamente en la nota 27 añade una duda "No sé si este hecho está muy documentado, pero lo que puedo decir es que yo lo oí en varias ocasiones, por distintos conductos y con precisiones que lo configuraban cómo dato rigurosamente exacto".

En efecto, el dato puede considerarse documentado y exacto:

1.- En una página afín al Opus Dei puede leerse: "En 1946 Leopoldo Eijo y Garay, Obispo de Madrid encargó a Escrivá que predicara a Franco y a su esposa unos ejercicios espirituales" y añade que "los ejercicios duraron del 8 al 12 de abril de 1946". Pues bien, el domingo de Pascua ese año (1946) fue el 21 de abril; por lo tanto, los ejercicios tuvieron lugar durante 5 días: de lunes a viernes de la semana llamada "de Pasión" (la última de Cuaresma) que es la previa a la Semana Santa. No sé de dónde saca estos datos tan precisos, fechas incluidas, pero imagino que de la biografía de Vázquez de Prada, aunque no he podido consultarla.

2.- La propia página web oficial del Opus Dei confirma el dato cuando precisa que, contrariamente a lo publicado en la prensa, Escrivá y Franco solo se vieron personalmente en seis ocasiones:

"Esas ocasiones fueron: La primera, en 1940 ó 1941. Después, en abril de 1946, cuando atendió la petición del Capellán de Franco para predicar unos ejercicios espirituales a los que asistió el jefe del Estado (cfr. El Fundador del Opus Dei, A. Vázquez de Prada vol. II pág. 676)…".

Aparte de notar la curiosa discrepancia entre la página oficiosa, que dice Escrivá predicó los ejercicios a petición del Obispo de Madrid Leopoldo Eijo y Garay, y la página oficial del Opus Dei, que dice que fue a petición del Capellán de Franco (podría ser que el Capellán de Franco se lo hubiese pedido al Obispo y éste a Escrivá), quiero deciros que estoy escribiendo un poco sobre este tema, de lo que quiero anticipar algo ahora.

Peter Berglar en su biografía “Opus Dei: Vida y obra del Fundador Josemaría Escrivá de Balaguer”, Rialp, 4ª Ed. 1988, pág. 327 cuenta algunas cosas, en relación con esto, que me parecen poco verosímiles pero a la vez muy interesantes:

"…consideró que no le vendría mal una meditación sobre la muerte. El Jefe del Estado escuchó con atención sus consideraciones espirituales sobre este punto y dijo que, desde luego, había pensado alguna vez en este asunto, y que tenía tomadas las medidas oportunas. Se ve que en aquel momento la muerte para él significaba fundamentalmente un problema político… Más tarde, cuando el Obispo de Madrid tuvo conocimiento del hecho, le comentó en la primera ocasión en la que coincidieron: «Después de ésta, en España nunca será Obispo...» «Me basta —contestó el Fundador del Opus Dei— ser sacerdote.»… También en Franco veía, antes que nada, un alma: nunca se le habría ocurrido aprovechar su predicación para ejercer cualquier tipo de influencia. (Página 327)

Lo que me parece poco verosímil es:

- decir que Escrivá "consideró que no le vendría mal una meditación sobre la muerte", porque la meditación sobre la muerte era algo "obligado" en unos ejercicios espirituales y más si duraban cinco días.

- decir que "El Jefe del Estado … dijo que, desde luego, había pensado alguna vez en este asunto, y que tenía tomadas las medidas oportunas", porque Franco, que tenía muchos defectos y limitaciones, no era tan tonto como para no darse cuenta de que una meditación sobre la muerte en unos ejercicios espirituales tenía como única referencia el destino eterno del alma; y esto lo entendía así la totalidad de la gente de la época.

Lo que considero muy interesante, porque parece una "excusatio non petita", es lo siguiente:

- decir: "Más tarde, cuando el Obispo de Madrid tuvo conocimiento del hecho, le comentó en la primera ocasión en la que coincidieron: «Después de ésta, en España nunca será Obispo...» «Me basta —contestó el Fundador del Opus Dei— ser sacerdote.»…

Porque no es lógico pensar que Franco se incomodara con Escrivá por una simple meditación sobre la muerte, tan habitual por otra parte en la España de la época, que había pasado por todos los desastres de la guerra civil (y el propio Franco además había estado en grave peligro con anterioridad al ser herido en la guerra de África).

En cambio me parece muy significativa la frase «Después de ésta, en España nunca será Obispo…» y la contestación «Me basta ser sacerdote», porque liga "sin venir a cuento" los ejercicios espirituales a Franco con las posibilidades episcopales de Escrivá.

- y además decir: "También en Franco veía, antes que nada, un alma: nunca se le habría ocurrido aprovechar su predicación para ejercer cualquier tipo de influencia"

Porque después de "aclarar" que Escrivá no quería ser obispo y que se había indispuesto con Franco por algo tan "terrible" como una simple predicación sobre la muerte, añade con énfasis "nunca se le habría ocurrido aprovechar su predicación para ejercer cualquier tipo de influencia".

Pues lo siento mucho, pero en mi opinión es muy posible que sí se le ocurriera que aquellos ejercicios eran una buena posibilidad para ejercer "cierta influencia" ante el Jefe del Estado. Escrivá pretendía ser obispo; acepto que él actuara subjetivamente con la mejor de las intenciones, pero Marcus Tank nos descubrió que dichos intentos fueron reiterados. Pues bien, nada mejor que aquellos ejercicios para darse a conocer a Franco, que tenía el llamado "derecho de presentación de obispos, y "lucirse". Muy poco después, el mismo año, estaba don Álvaro en Roma intentando convencer a Monseñor Montini (el futuro Pablo VI) para el nombramiento de Escrivá como Vicario General Castrense, tal como advirtió en su día el embajador de España ante la santa Sede.

Por otra parte, parece que los intentos de obtener influencia consiguieron totalmente su objetivo, porque las autoridades civiles españolas siempre fueron favorables a la candidatura de Escrivá y en cambio la Nunciatura y el Vaticano fueron quienes se opusieron una y otra vez.

Simplicio









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