No creo quepa ignorar la valiente confesión pública de CuG endosando a la obediencia debida o al adoctrinamiento sectario lo que son actos personales de miembros del Opus Dei, que han podido hacer daño a tantas personas.
El valor de este entrañable testimonio es por la asunción de la propia responsabilidad. Sin esa asunción de la responsabilidad personal por las acciones u omisiones cometidas la confesión no vale, carece de singularidad y no difiere de tantos otros testimonios escritos en Opuslibros.
Este “mea culpa” desprovisto de cualquier adorno tiene mayor valor cuanto menos explicación o justificación se le incorpore. Y CuG no le da ninguna: se limita a pedir perdón.
¡Ojalá muchos sigan su ejemplo!
JaraySedal