Acabemos el año con esperanza.- Mediterráneo
Fecha Wednesday, 30 December 2015
Tema 010. Testimonios


Dentro de un año, si Dios quiere y la burra no se muere, contaré la historia de un numerario. De momento, ahí va esta.

Érase una vez una numeraria que, a través de una muy denostada web, conoció a una pareja corriente, de esas de casa y perros, una pareja de lo más normal, que disfrutaba mucho recibiendo a sus amigos.

La numeraria había trabajado en obras corporativas casi toda su vida, se había sentido ninguneada hasta el infinito, somatizó todo lo somatizable y pasó años en cama, empastillada hasta los pelos. Y un buen día decidió que aquello había terminado y, con el mismo empeño que hasta entonces había puesto “en sacar adelante la labor”, se dedicó a conocerse, aceptarse, quererse y curarse. No fue tarea fácil. Tuvo que madurar a marchas forzadas, tuvo que aprender a tratar al sexo opuesto, se llevó unas bofetadas dignas de los mejores dibujos animados, tuvo momentos de desánimo, se enfrentó sola a todo un sistema pensado para castrar e inhabilitar al ser humano, tuvo que vencer al miedo, una vez, y otra, y otra, y otra más, pero siguió en el camino que sabía que era correcto, el camino en el que se sentía bien. Pasó de consultar a informar y de ahí a decirle a la directora que solo haría lo que en conciencia creyera que debía hacer y que, si a alguien le chirriaba, que buscara “ pegamento tres en uno”. Consiguió labrarse una profesión. Cuando estar contenta se convirtió en su estado habitual, lloró de alegría y le pidió a Dios no acostumbrarse.

Ha descubierto que le encanta estar en casa de la pareja, que disfruta con los perros y que se relaja muchísimo allí, así que, a cuento y a descuento, cualquier excusa es buena para pasar unos días. Se siente como en su casa, jamás dice que no a una cerveza y se comporta con una naturalidad y un saber estar que deja boquiabiertos a propios y extraños. Apunto aquí, para quien no lo sepa, que ni la generosidad ni el saber estar son virtudes que el estamento numeraril cultive, más bien lo contrario, algo que no puede sorprender si se considera que jme (las minúsculas son a propósito) no era más que un grandísimo patán, más pueblerino que las ruedas de un carro.

Siguiendo con el cuento: la pareja tiene buenos amigos y organizan almuerzos y cenas “porque hace tiempo que no nos vemos”, “para celebrar que hace mucho que no celebramos nada” o “porque sí”. La numeraria es siempre la primera en contestar “yo voy y me quedo a dormir”; así sean las convocatorias a uno, dos o cuatro meses vista, ella dice que sí.

Un abismo como el que separaba a Epulón de Lázaro la separa de las numerarias de su casa. Cuando ve a la gente consultar hasta el infantilismo, hasta la enfermedad, no puede creer que hace muy pocos años ella estuviera en esa misma situación. El mayor elogio que puede recibir es “no pareces numeraria”.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Sin embargo, estamos en fiestas navideñas y lo normal es que los cuentos tengan moraleja, así que, además de las que el lector saque por su cuenta, ahí van unas cuantas.

1) La realidad siempre supera a la ficción, y el cuento es real, tan real como la misma vida, y tiene nombres, y apellidos, y ciudades.

2) Cambiar es posible, incluso dentro de la peña, falta una voluntad de hierro y no desfallecer aunque todo esté en contra, que lo está;

3) Ha habido tal hemorragia de numerarios y numerarias con más de treinta años en la institución que, ahora mismo, cuando alguien quiere enfrentarse al sistema, este recula por miedo a que el tal alguien se marche y porque, reconocido a niveles de delegación, “no saben qué hacer ni cómo comportarse”. Ahora mismo nada, nada, NADA funciona, aunque la vieja guardia se empeñe en demostrar lo contrario.

4) Es propio del ser humano, por este orden, conocerse, aceptarse y quererse. Y no es propio del ser humano ignorarse, despreciarse, infravalorarse y no hacerse caso. Cuando esto sucede, el inconsciente aúlla hasta quedarse afónico porque no se siente bien. Y si la situación sigue, el mismo inconsciente crea somatizaciones que no son nada más que un SOS. No en vano dijo Carl Jung “lo que el consciente no acepta como proyecto, se le impone como destino”.

Que el 2016 llegue, para todos, desbordante de las cosas que importan.

Mediterráneo









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