La objetividad y el término medio. Comentario a Inocencio.- Dionisio
Fecha Monday, 22 August 2016
Tema 010. Testimonios


El famoso historiador Hugh Thomas publicó en 1997 una historia de la trata de esclavos entre África y América. Es un libro que recomiendo mucho porque nos pone frente a las paradojas más absurdas del ser humano. A pesar de mi escasa memoria no me he podido olvidar que contaba como uno de los capitanes de esos barcos negreros llevaba en su camarote las obras completas de Rousseau y otros intelectuales de la Ilustración francesa. Seguramente la lectura sobre la dignidad humana, la libertad y la fraternidad universal le servían a este culto comandante para evadirse del esfuerzo de su empleo y descansar con una filosofía de altura. Que el capitán de un barco negrero llevara ese tipo de literatura a bordo es, por decirlo a lo bestia,una incongruencia análoga a que el Papa guardara en su mesilla de noche el último número de la revista Playboy. Más o menos.

Dicho en otras palabras, que nadie lo hace todo mal, que todo el mundo hace cosas encantadoras algunas veces, que es compatible ser un miserable y tener buenos sentimientos, que es compatible ganarse la admiración de todo el mundo y al mismo tiempo tener un lado tenebrosamente oscuro.

Yo tuve un conocimiento sobre don Florencio casi igual de profundo como el de Inocencio. Soy incapaz de evaluar las delicadezas de sus sentimientos, no puedo adivinar las lecturas que tenía en sus momentos de ocio. A lo mejor leía a Chesterton. Cosas peores han sucedido. No me cabe la menor duda de que sabía cumplir con las expectativas sociales en el aperitivo de su cumpleaños y que cuando iba a visitar a los chicos del centro de estudios mostraba sus mejores encantos.

Sin embargo, no le recordamos en estas páginas por el cariño que tenía a los pajaritos del jardín, sino porque durante su mandato muchos de nosotros fuimos “pescados” por su organización de unas formas criticables. Y en efecto, criticamos que su política era la de la red barredera, arrastrar todo lo que pillaban y luego ya con calma irían echando por la borda a los “peces” que no sirvieran.

Semejante política “proselitista” fomentada bajo su administración es la causante de muchos problemas que no vamos a enumerar, porque de eso se trata muy bien y por extenso en Opuslibros, e Inocencio lo conoce tan bien como yo o mejor. Eso nos autoriza a criticar sus hechos, por más haya hecho cientos de cosas buenas, que no soy quien para dudar. No fui yo el que dijo “por sus frutos los conoceréis”.

Inocencio: quizá haya gente que falte a la caridad con sus críticas, no soy quien para juzgarles, pero no es mi caso. En cambio, estamos usando la más fina caridad con las víctimas de personas como don Florencio a quienes les ayudamos a comprender que no tuvieron la culpa de que una organización desalmada les arruinara la juventud, o al menos les hiciera malgastar tontamente unos valiosísimos e irrepetibles años.  

Cuando hablamos, por otra parte, de víctimas y de victimarios no cabe el término medio. Algunos podrán pensar que no somos objetivos, pero entre el victimario y la víctima hay que tomar partido. Si vas de neutral estás perjudicando a la víctima presente y a las futuras. A los victimarios les encanta la neutralidad. “Usted no se meta donde no le llaman”. Ya sé que suena fuerte y que no es bonito en pleno verano hablar de víctimas. No tengo complejo de víctima, pero tengo muy claro que fui víctima por lo menos de engaño y manipulación. Eso sucedió durante el gobierno de don Florencio, por lo tanto, aunque él nunca llegara a conocer mi nombre, es responsable de los perjuicios que me causó el lado oscuro. Que yo los perdone, que no me afecte, que sea feliz en el presente y mire hacia el futuro con alegría es otra cosa, pero don Florencio no queda justificado conmigo porque en su camarote llevara las obras completas de Rousseau, metafóricamente hablando. Espero que Dios tenga misericordia de él, tanta como la que yo necesitaré en el día que me toque entregar el equipo y va a ser mucha. Pero su cooperación al mal activa y pasivamente no la voy a pasar por alto. No sería una buena cosa. Y quienes conociéndole mejor que nosotros, prefieran mirar para otro lado y cambiar de tema, no están ayudando a que el mundo sea mejor. Allá cada uno con su conciencia.

Respecto al prelado del lado oscuro, tras la información, valiosísima como acostumbra, que nos aportó Haenobarbo en su último escrito, parece que hacer referencia a su medicación es casi un chiste, o al menos una paradoja.

Con todo cariño,

Dionisio, el Areopagita.









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=24154