Siento el fallecimiento de Mª Carmen Tapia. Y siento no haberla conocido en persona, aunque a ella sí la conocí una tarde en la primavera de 2005 en la que empecé a leer su libro “Tras el umbral, una vida en el Opus Dei” y no pude dejarlo hasta no sé qué hora de la noche.
Siento muchísimo su sufrimiento y me admira su valor y su dignidad. Yo habría sucumbido ante la persecución anticristiana a la que fue sometida, no ahorrándole calumnias ni desaprovechando cualquier excusa para desacreditarla.
Ahora ya no pueden hacerte daño, amiga. Descansa en paz.
Inés Lorenzo.