Háganlo por sus hijos, y también por los hijos de los demás.- Vega
Fecha Monday, 14 November 2016
Tema 078. Supernumerarios_as


Hace mucho que no os escribo, aunque a temporadas entro en la web y me pongo al día, o voy navegando por historias que ya leí, en las que aprendo siempre algo nuevo o materia para alguna reflexión.

La principal razón es que no creo tener mucho que aportar. Como comprobaréis en mis (pocas) aportaciones antiguas, el Opus me rondó en mi adolescencia, algún curso, retiro y reunión incluidos, pero nunca entré.

Mis padres eran muy religiosos y fueron cortejados intermitentemente durante años, pero (según he sabido mucho después) fue mi madre la que clavó talones en el suelo y se negó en redondo tanto por ella como por mi padre...



El error que cometió el Opus de entrada fue dedicarse a reclutar a mi padre (que era un funcionario importante, a ver por qué si no) y despreciar a mi madre por completo: de modo que mi padre se pasaba las veladas y los sábados en charlas y devociones mientras mi madre bregaba con tres o cuatro (entonces) hijas pequeñas que nos llevábamos poco más de un año, en una ciudad extraña y sin familia ni amigos, primero agobiada y después indignada.

Al parecer, la cosa hizo crisis cuando mi madre le planteó a mi padre lo obvio: si uno va de familia y matrimonio supercristianos por la vida, lo primero, lo segundo y lo tercero es tu familia y tu matrimonio: mantener a tu familia, cuidar a tu familia y ayudar a tu compañera: las devociones opcionales, en algún rato que quede libre, y a ser posible en casa.

Después de aquello (que entonces no supe) mis recuerdos son mi padre aproximándose periódicamente al Opus y mi madre sin alentar nada pero sin negarse abiertamente hasta que la fiebre bajaba. 

La cosa se resolvía en libros pelmas que rodaban un tiempo por casa, una temporada de rezar el rosario en familia, y las hermanas mayores apuntadas a alguna actividad... corta, o en vacaciones.

Mi padre se fue desengañando poco a poco, sin embargo, a causa de conductas poco honorables en temas de dinero, por parte del Opus (solo oíamos fragmentos cuchicheados del tema, así que quien sabe de qué se trataba, pero se puede imaginar).

Cada periodo de aproximación significó para mí un curso de algo, un retiro de varios días o una temporadita de acudir a actividades "juveniles" poco atractivas. Ninguno de los hermanos fuimos captados, sea por suerte, por inmunidad innata o por mi madre maniobrando discretamente.

Aunque en esta historia mi madre es la prudente heroína y mi padre el bienintencionado padre de familia tentado por una piedad equivocada, no hay que llamarse a error por ello: tuve una educación rígida e integrista en extremo, que me dejó (nos dejó) bastante apabulladas, escasas de autoestima y con conflictos emocionales de aúpa. Media vida hemos echado en recuperarnos... hasta cierto punto.

Porque al fin y al cabo, el Opus solo intensifica lo que era el desideratum católico del franquismo y de más atrás. Y mis padres eran unos padres abnegados que nos querían y por tanto se empeñaron en educarnos esmeradamente sin regatear esfuerzos para machacarnos según el procedimiento recomendado por la Iglesia y por la época. Ahora me puedo reír...

Y por todas estas cosas, siempre he tenido contacto y comprendo lo que es ser del Opus, al menos en el nivel de supernumerario. No he sido de la Casa, pero fuimos vecinos bastante íntimos.

Vayamos ahora al grano de lo que quería decir: por aquí y por allá en la correspondencia de la web, ex miembros de la Cosa, a los que se supone desengañados, supervivientes del lavado de cerebro, desprogramados y reconstruidos, andan diciendo que mandan a sus hijos a colegios de Fomento (es decir del Opus) como si tal cosa.

Tan ufanos. Hacen eso. Y les parece normal.

Recapitulemos:

- Ustedes saben que esos colegios existen para reclutar miembros y están orientados a ello en todos sus detalles.

- Ustedes han pasado por eso, han estado ahí, han sido seducidos y saben qué fácil y eficaz fue.

- Ustedes saben que esa misma ideología torcida que les ha hecho tanto daño es la que se inculca allí a todas horas y que dirección y profesores la profesan y además son vigilados para que no aflojen en ningún aspecto.

En el nombre de lo más sagrado, ¿en qué están pensando para hacer tal cosa, ustedes entre todos los demás, ustedes que saben?

La lista de excusas que suelo leer:

-"Es que la educación es muy buena".

La educación es aproximadamente como la de cualquier colegio. No destaca por el nivel científico, ni por el inglés, ni por ninguna otra cosa. Y crean que conozco bastante bien el tema.

-"Es que la moral y la formación cristiana...".

Hay chorrocientos colegios religiosos, de todas las tallas y modelos, que ofrecen lo mismo y no son centros de reclutamiento de una secta ni tienen una versión brutalizada, retorcida y abusiva del catolicismo. O no todos.

- Es que segregan por sexos.

No lo entrecomillo porque no lo suelen mencionar, pero me temo que es el auténtico valor añadido que le ven a los colegios de Fomento.

No creo que les convenza mi opinión, pero eso no es un valor positivo. Yo fui a esa clase de colegio. No hablo de oídas. Y no tiene casi nada que alegar en su defensa y sí muchas cosas en su contra. Incluso si lo consideran bueno, hay unos pocos colegios más que son segregados también.

Pero supongamos que no los hay: antes habría yo mandado a mis hijos cuando eran pequeños al colegio peor, más masificado, con profesores novatos y sin gimnasio, que a un colegio del Opus, sabiendo lo que sé.

Y las justificaciones:

"Yo ya estoy vigilante" "Mis hijos se saben defender" "No van a por ellos, no interesan" "Si pasa algo, me entero"

¿Se enteraron sus padres? ¿Supieron defenderse ustedes? ¿Les protegió su familia?

Me gustaría saber lo que pensarían de unos padres que llevaran a sus hijos a jugar al monte al lado de una guarida de lobos con tales excusas:

"Náaa, mis hijos están delgaditos y son poco apetitosos" "Dan un grito y vengo corriendo" "Hacen judo, así que no hay problema"

"Los traigo porque el aire puro y el arroyo de montaña... ¿sabes? no tienen igual, y aquí no se rozan con malas compañías, las familias que vienen a los lobos son muy selectas"

¡Por Dios bendito, hagan algo con ese resto de Síndrome de Estocolmo y lleven a sus hijos a cualquier otro colegio! A los escolapios, a los jesuitas, al colegio público, a las teresianas, adonde sea.

Saben para qué está ahí la manada de lobos. Formaron parte de ella. Cazaron con ella.

Háganlo por sus hijos, y también por los hijos de los demás, que no saben lo mismo, familias a quienes ustedes dan una tranquilidad y una confianza que saben que no pueden honrar.

Se quejan mucho de que la Iglesia no les protegió y no hace nada ahora tampoco. Es cierto. No se comporten igual. Tienen la misma obligación con las familias desprevenidas que la que otros tenían -y no cumplieron- con ustedes.

Si no ustedes, ¿quiénes?

Si no ahora, ¿cuándo?

Vega







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=24341