Veo el documentado correo de Libero sobre la desconsiderada arremetida del tal Yago de la Cierva contra el papa Benedicto XVI, que, en efecto, me recuerda los ímprobos acosos de los hijos de Escrivá cuando ven que se les puede descarriar una oveja. Pero en este caso, la cosa viene de antiguo: los Cierva siempre han sido muy dados a embestir.
Pepito