Respuesta a Salypimienta.- Astrid
Fecha Monday, 24 April 2017
Tema 040. Después de marcharse


Querida Salypimienta:

Muchísimas gracias por tus palabras a mi escrito. Eres muy comprensiva y te lo agradezco. Es verdad que me resultó muy difícil entender un poco de qué va esto del Opus Dei. Cuando mi marido me dijo, enseguida de empezar a vernos, que había sido miembro de esta institución yo entendí que era una congregación religiosa. Además había estudiado para ser sacerdote, con lo cual pensé que sería como la orden de los Agustinos o similar (mi conocimiento del Catolicismo es muy básico). Cuando mi amiga me dijo que la obra era algo diferente, me dio curiosidad y empecé a buscar información. Y es cierto lo que dices, cuando no lo conoces y te enteras por Opuslibros, pues asusta un poco la verdad.

Tú me pides que comprenda a mi marido, pues ha sufrido mucho. Dices que ha sido programado para no hacer demostraciones de afecto. Usas la palabra “programado” y es una palabra durísima aplicada a una persona. ¿Cómo se puede “programar” a un ser humano? Y no eres la única que lo piensa ya que en otros textos se insinuaba algo similar. Yo asocio la “programación” de la que hablas al procedimiento de “lavado de cerebro”. Está comprobado que algunas organizaciones lo practican con sus miembros y tiene efectos muy negativos, sobre todo si se comienza con el proceso desde niños. Si mi marido fue sometido a este tipo de manipulación mental (y deseo que te equivoques) pues bastante bien se encuentra al día de hoy!

Me cuentas luego la visión que tienen en general los numerarios sobre las mujeres (supongo que alguna excepción habrá, verdad?). Es una de las pocas cosas relacionadas con el Opus Dei sobre las que hemos hablado en profundidad antes de casarnos. Él me dijo que siendo numerario siempre se dejó servir por las mujeres, y jamás se preguntó si estaba bien o no. Le parecía normal que le lavaran la ropa, le limpiaran el dormitorio, le hicieran un menú especial si estaba enfermo, etc. Era cuestión de levantar un teléfono y hacer el pedido. De esa “normalidad” conmigo se curó en diez días :-) Un día llega del trabajo, se sienta en el sofá y pregunta: ¿Qué hay de cenar? ¿Ya te he comentado que no me gustan las lentejas? Al otro día regresa de hacer deporte y me entrega una bolsa con ropa sucia: ¿La podrías lavar por favor? Cuando al tercer día me entrega dos camisas para que se las planche, muy amablemente le digo: Cariño, creo que no nos estamos entendiendo. Me parece que debemos aclarar algunas cosas… Me entendió perfectamente y ha demostrado una enorme capacidad para aprender y muy buena voluntad, aunque me queda claro que tiene dos manos izquierdas para las labores de la casa.

Respecto a su trato con las mujeres, he recordado una tarde en la que nos hemos reído mucho. Supongo que no se molestará si lo cuento. A nosotros nos gusta mucho una serie americana: The big bang theory. Estábamos mirando un capítulo de las primeras temporadas y en una pausa me mira y dice: “yo hasta hace poco era como Raj.” Tardé unos segundos en entender a lo que se refería, y luego me dio un ataque de risa, y él también se rió, y ahora que lo estoy escribiendo me sonrío también. Raj en la serie es un hindú residente en Estados Unidos, astrofísico, que padece una enfermedad llamada mutismo selectivo. En concreto: es incapaz de hablar con una mujer y cuando se le acerca una chica y le habla de pronto se le apaga la voz, abre los ojos como huevos duros, se da la vuelta y se retira mientras suspira. Y mi chico me dijo que era más o menos lo que le pasaba a él los primeros días luego de dejar la casa del Opus Dei en la que vivía. “Mientras fui numerario no recuerdo haber tenido una conversación a solas de más de diez minutos con una mujer de mi edad.”

Finalmente me dices que conoces ex numerarios que tienen matrimonios felices. Te creo absolutamente. Juan tiene muchas falencias afectivas, como les conté, pero se esfuerza muchísimo en superarlas y en ser un buen marido. Te aseguro que lo valoro y me esfuerzo también en que sea feliz a mi lado. 

Un gran cariño, 

Astrid

 

A todos quienes me habéis ayudado 

Cuando mi amiga argentina me recomendó que escriba a Opuslibros para contar lo que sentía, me dio un poco de vergüenza la verdad. En la cultura en la que me eduqué los sentimientos no se expresan tan libremente, por eso mi resistencia inicial. Sin embargo aquí encontré el espacio para abrir mi corazón y hallé del otro lado otros corazones que me comprendieron, me alentaron y compartieron conmigo experiencias de su vida que me resultaron muy enriquecedoras. Os agradezco infinitamente vuestras palabras, consejos y sobre todo el tiempo que me habéis dedicado, sea escribiendo aquí o respondiendo a mis inquietudes en privado. Me encantaría poder corresponderos. Si una periodista danesa, al sur de Alemania, puede seros útil en algo, pues aquí me encontráis para lo que haga falta. Pedid mi correo sin problema.

Muchísimas gracias especialmente a Agustina por su trabajo, su tiempo y su energía en mantener este espacio que hace mucho bien a quienes otros hicieron mucho mal.

Un gran abrazo

Astrid









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