Desde mi experiencia familiar, - al hilo de lo que comenta Nora-, aunque los Cooperadores no formen parte de la Prelatura (que clasifica a sus fieles “según su disponibilidad” en Numerarios, Supernumerarios y Agregados), son sustanciales para el buen desarrollo de la institución, puesto que son, en muchos casos, los que aportan los bienes materiales para su sostenimiento.

No son excluidos porque no resulten atractivos para los criterios de élite de la Institución, sino, al contrario, muy queridos por los medios económicos que aportan a la misma, de presente y futuros. Lo que llaman “limosnas” en los Estatutos.

Y sobre los mismos existe un seguimiento muy especial.

Lo que no tienen es la “disponibilidad” de los fieles de la Prelatura y mejor que así sea, porque , salvo los exmiembros, si llegaran a un conocimiento interno de la misma y de sus exigencias, a lo mejor no les gustarían en absoluto. O, simplemente, no están en condiciones de prestar esa disponibilidad.

No son criterios de élite (las numerarias auxiliares no lo son) , sino prácticos (como ellas mismas) los que llevan a esta categoría de no fieles. En la Obra cabe de todo, incluso quien no cree en Dios, siempre que contribuya al engrandecimiento de la misma, con medios materiales o con su trabajo, recibiendo a cambio los bienes espirituales de la misma.

Lo que desconozco es si existe un registro de estos Cooperadores. Probablemente, sin saberlo, los exmiembros que aquí escriben sean Cooperadores de la Obra, pues ayudan a la misma desinteresadamente con sus aportaciones y a cambio se les encomienda frecuentemente en sus oraciones, recibiendo así la ayuda espiritual que seguramente precisan.

Desde luego, yo me considero un Cooperador.

JaraySedal