Un poco de psicología.- El Cid Campeador
Fecha Monday, 13 November 2017
Tema 105. Psiquiatría: problemas y praxis


 

La verdad nunca triunfa, simplemente sus oponentes se van muriendo.

Max Planck

 

He leído el artículo de Jacinto Choza y querría dar mi opinión acerca de que la obra cambie y consiga sobrevivir.

En mi consideración, la Obra lo tiene muy difícil para transformarse porque tiene un patrón de comportamiento sectario, muy cerrado al exterior de modo que no reconoce lo que realmente son ni la imagen que transmite hacia fuera: están muy satisfechos consigo mismos. 

Este fenómeno es propio de los grupos cerrados, tribales, y ha sido definido por el psicólogo Irving Janis: “el modo de pensar que utilizan los miembros de un grupo muy cohesionado, cuando el deseo de unanimidad impide una valoración realista de las distintas alternativas”. Este señor desarrolló una teoría de groupthink que se puede aplicar al Opus Dei.

La naturaleza humana da soporte a este tipo de comportamiento grupal: la búsqueda de seguridad, evitar lo desagradable que resulta el desacuerdo con el resto de los miembros, entre otros. 

Esto da lugar a que se aprueben declaraciones y proyectos a pesar de que cada miembro sepa a título individual que son un sinsentido. Todo suele aprobarse por unanimidad, ya que no existe discusión sobre los diferentes asuntos y los miembros tienen miedo de disentir. No sé, Jacinto, si estos numerarios mayores que se desahogan contigo han hecho público en la Obra su malestar: con público no me refiero a comentarlo al director o a manifestarlo en ‘tertulias pirata’.

Muchos experimentos psicológicos demuestran que estar rodeados por una opinión coincidente y errónea es una presión suficiente para que nos decantemos por el error, aunque el error sea obvio. Infravaloramos la ‘presión’ que ejerce este hecho. Adjunto un interesante link que explica el experimento.

Por último, respecto a la sociopatía y el sadismo que hemos sufrido Nancy o yo mismo y muchos otros, también encuentro una explicación en el psicólogo Stanley Milgram.  Su tesis, que resultó cierta, es que raramente nos rebelamos cuando una persona investida por una autoridad reconocida por nosotros o con ascendiente moral arremete de manera abusiva o injustificada contra un tercero, incluso cuando este tercero es amigo, colega o, en nuestro caso, hermano. Aquí el link.

Los aspectos legales y filosóficos de la obediencia son de enorme importancia, pero dicen muy poco sobre cómo la mayoría de la gente se comporta en situaciones concretas. Monté un simple experimento en la Universidad de Yale para probar cuánto dolor infligiría un ciudadano corriente a otra persona simplemente porque se lo pedían para un experimento científico. La férrea autoridad se impuso a los fuertes imperativos morales de los sujetos (participantes) de lastimar a otros y, con los gritos de las víctimas sonando en los oídos de los sujetos (participantes), la autoridad subyugaba con mayor frecuencia. La extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio (Stanley Milgram).

No hay salvación si no volvemos a la poesía y a la inocencia de los comienzos:

            Ya no cogemos de las frondas nidos,

            ni en tu dulce regazo me guareces,

            ni yo te mezo a ti, ni tú me meces

en los columpios del ramaje asidos (Salvador Rueda)

El Cid Campeador









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=24938