De la Exhortación apostólica, además de los párrafos glosados por Madurez y Neo en sus escritos del lunes, me sorprendió el punto 22:

22. Para reconocer cuál es esa palabra que el Señor quiere decir a través de un santo, no conviene entretenerse en los detalles, porque allí también puede haber errores y caídas. No todo lo que dice un santo es plenamente fiel al Evangelio, no todo lo que hace es auténtico o perfecto. Lo que hay que contemplar es el conjunto de su vida, su camino entero de santificación, esa figura que refleja algo de Jesucristo y que resulta cuando uno logra componer el sentido de la totalidad de su persona.

Con este párrafo en la mano (y con independencia de las controversias en torno al proceso de canonización del fundador), me pregunto quién es el guapo (o la guapa) que se atreve en lo sucesivo a argumentar con los consabidos argumentos axiomáticos: "es que es fundacional", "no, es que esto es de espíritu". De Spiritu, Camino entero o las Instrucciones todas pueden ser verdaderas tonterías, o al menos serlo en parte. O cuanto menos, no fieles al Evangelio. Y eso no dejaría en entredicho, ni un ápice, el hecho de que Escrivá esté canonizado. Ambas cosas son perfectamente compatibles. Vamos, que este párrafo viene a ser como una llamada de atención papal: Ojo, que José María (quien dice José María dice Kiko, etc.) no es Moisés. Que no le entregó Yahvé Dios un espíritu esculpido en tablas de piedra en la Calle García de Paredes - aunque él mismo hablase de que el espíritu de la Obra estaba esculpido en piedra, y tendríamos que ser unos malvados para cambiarlo. Pues esa frase, una tontería. Como otras muchas. Por muy santo que fuera.

Dax