Padre Ocáriz, ¡Feliz 90 aniversario del Opus Dei!.- Portiyazo
Fecha Monday, 01 October 2018
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Querido Padre Ocáriz:

Le escribo esta carta para felicitarle por el 90 aniversario de la Obra. Y lo hago tomándome la libertad de exponerle mi preocupación por la deriva actual de la institución, que pienso tiene su origen en las decisiones tomadas durante los años del rígido gobierno de sus predecesores, sobre todo de D. Álvaro.

En el Opus Dei han cambiado las formas de decir, pero no las de hacer. El inmovilismo es absoluto. Una cosa es lo que se predica y otra lo que se practica.

Vd. sabe bien que el control y la manipulación a través de la “dirección espiritual” continúan inalterados.

A pesar de sus cartas sobre la libertad, esta no es real en los miembros de la Obra, particularmente en los numerarios, y no sólo porque no puedan elegir con qué persona desean hacer la “confidencia” o “charla fraterna”, sino por otros muchos motivos, que los convierten en marionetas y seres sin vida propia. Durante mucho tiempo, quien ejercía de verdad su libertad de conciencia se convertía en un “verso suelto”, una persona “en mal plan”.

No se le oculta que en las reuniones de los Consejos Locales se sigue hablando de los asuntos más íntimos de los miembros de la Obra. Los Directores trafican con información obtenida de las “confidencias” o “charlas fraternas”. En las Delegaciones y Comisiones Regionales, sobre todo el Vocal de San Rafael y el Vocal de San Miguel, conocen perfectamente qué numerario se masturba, cuántas veces a la semana y dónde lo hace; saben quién cumple las normas con una puntualidad exquisita y quien está pasando por una temporada de “tibieza”. Conocen los “planes apostólicos diarios” de cada uno, a las personas que siguen, tratan y encomiendan. Y ni que decir tiene que conocen también la “vida interior” de los pitables.

Es cierto que dejaron de hacerse hace tiempo los “informes escritos de conciencia” para reportar información a las Delegaciones y Comisiones, pero continúan las comunicaciones orales y verticales. La información fluye desde el Director Local a los Directores de la Delegación y de éstos a los de la Comisión, y así hasta llegar a Roma. ¡Qué le voy a contar yo que Vd. no sepa!

Quizás sigue habiendo quienes crean que las reuniones del Consejo Local, o las del Vocal de San Miguel de la Delegación con el Director del Centro, son para comentar las noticias de actualidad de la prensa.

A modo de chanza, y no por falta de razón, se ha extendido el convencimiento de que cuando una persona se confiesa con un sacerdote numerario o “hace la charla fraterna”, es como si tuviera un altavoz puesto por fuera en la puerta de la habitación.

Los Directores justifican estas prácticas antieclesiales quejándose de que otro modo de actuar no les permitiría “gobernar”. Necesitan manejar información íntima sobre las personas y sus conciencias para "tomar decisiones acertadas".

Es ilusorio pensar que en la Obra habrá algún cambio a corto plazo. La razón es obvia. La mayoría de los Directores de los centros son personas con edades entre 50 y 60 años. Muchos de ellos no ejercen ni han ejercido nunca un trabajo profesional secular y laical, es decir no son “laicos en medio del mundo”. Se han dedicado en cuerpo y alma a la “burbuja Opus Dei”, bien en “tareas internas”, o bien en colegios “obras corporativas” o “laborares personales”.

La estructura mental de este tipo de Directores, unido a los modos de hacer de los que han sido esclavos durante tantos años, les ha tarado para aceptar de hecho cualquier modificación. No se les puede pedir que renuncien a su propia formación ni a sus principios.

Es cierto que los Directores predican desde hace un tiempo en medios de formación colectivos la necesidad de un cambio; lo hacen repitiendo ideas prefabricadas de guiones recibidos de la Delegación o Comisión, pero, en el fondo, no creen en lo que dicen, porque no están dispuestos a que se altere un ápice lo que fue su forma de actuar durante muchos años.

Sabemos que Vd. como cabeza de la Obra tiene la grave responsabilidad de reconducir y reformar el Opus Dei. O lo cambia o la institución desaparecerá.

A nadie se oculta ya, e incluso son temas que se comentan abiertamente en los Centros, que la Prelatura tiene un panorama no muy halagüeño:

1) Hay una fuga incesante de numerarios. Las bajas son más elevadas que las altas.

2) Los Centros de estudios están vacíos.

3) Tenemos demasiados numerarios enfermos mentales.

4) Los modos de hacer en materia de dirección espiritual son contrarios a la doctrina de Jesucristo.

5) Los Directores actuales son un ejército de ineptos y sordos, con una rigidez mental e institucional heredada por la formación que recibieron en la prelatura durante los años del gobierno de D. Álvaro del Portillo.

6) Ya son innumerables las personas y familias enteras que dejamos nuestra vida en la Obra y nos abandonaron heridos, humillados y maltratados. Errores que ya son irreparables.

Deseo con todo mi corazón, por el bien de las almas que hay dentro de la Obra y por el bien de la Iglesia, que efectivamente pueda Vd. hacer los cambios institucionales necesarios y encuentre Directores aptos para llevarlas a buen fin. Me gustaría que no hubiera otro "caso" como el mío. Al fin y al cabo, ya sé que yo para Vd. sólo soy uno más, un "número más". Entregué por entero, sin reservas, 30 años de mi vida, ahora rota por completo, a la institución.

Pienso que la Obra, aunque tenga elementos de funcionamiento que le hacen ser una “iglesia paralela”, no es una institución “intrínsecamente mala”. En sus manos está el arreglo.

El tiempo afortunadamente pone siempre las cosas en su sitio. Vd. es joven e intelectualmente muy preparado. Podrá vivir lo que ocurra con el Opus Dei en este decenio que ahora comenzamos. O los fallos se corrigen, o la institución desaparecerá. Bien dice la sabiduría popular que “no hay mal que cien años dure”. Hoy, por tanto, comienza la cuenta atrás.

Disfrute de los suculentos manjares que con todo cariño le habrá preparado la Administración y pase un feliz aniversario.

Portiyazo







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