Querida María,

efectivamente faltaba puntualizar lo que señalas, no pretendí ser exhaustivo. Estoy de acuerdo contigo en que el rejalgar como maldición no existe aunque se empeñen, o se empeñaban, en hacer creer que sí. Tal vez hayan cambiado al darse cuenta que, con esa música, no bailaba mucha gente o, si lo hacía, era por poco tiempo. Creo que todos o casi todos tenemos la experiencia que, cuando alguien decía “hasta aquí hemos llegado” siempre había algún talibancillo que le recordaba lo del rejalgar y, a veces, con ejemplos, reales o inventados, que parecían sacados de la imaginación mas negra de Edgar Allan Poe.

Para seguir respondiendo a tu escrito y habiendo dejado claro que la maldición no existe, te tengo que decir que no todos los ex han tenido la misma buena suerte que has tenido tu. Por ejemplo yo no he sido bendecido con un marido maravilloso como el tuyo, la verdad es que ningún marido me hubiera resultado bueno ya que prefiero -como los de Paracuellos– ellas a ellos. Un amigo mio, inglés, decía que Dios tiene especial misericordia de los tontos, de los niños y de los ingleses y que cada uno se apunte al grupo que prefiera. Yo me apunté al de tontos y Dios me adjudicó una mujer que ha sido la antítesis del rejalgar: me ha ayudado, comprendido, animado y… sobre todo aguantado.

En serio, no existe tal maldición, pero algunos hay que se la fabrican a medida. Como decía el otro día, hay ex que han convertido su vida en una cruzada contra lo que antes llamaban la madre guapa. Y eso sí que es rejalgar en estado puro, seguir dándole vueltas al tema como si no hubiese otros mas interesantes o mas divertidos. Hay otro riesgo de rejalgarearse que, desgraciadamente he visto en algún ex-n y es ver como obligación el hacer lo que antes no podías, te guste o no. Pero esto se pasa pronto mientras que hay otros rejalgarillos que duran más como, por ejemplo, el rechazo a apuntarse a algo, personalmente no me inscribo en nada. Que el gato escaldado hasta del agua fría huye.

Hay un riesgo de automaldecirse, este es serio y consiste en casarse con lo primero que ofrezca el mercado, así y sin anestesia. A veces la cosa resulta pero otras… no.

Eso de las parejas de los ex (maridos o mujeres) daría para otra intervención pero ni hoy ni para mí.

Abrazos desde la selva.

Zartan