Sucedió en Córdoba.- Guillermez
Fecha Wednesday, 09 October 2019
Tema 070. Costumbres y Praxis


Desde hace muchos muchos años, el Opus tiene en Córdoba una casa en pleno centro, en la calle Ramírez de Arellano. A mí siempre me pareció angosta y oscura, pero para los "pata negra" de la Prelatura era una auténtica joya, porque Escrivá pasó por allí. Y por tant,o todo debía mantenerse igual: el plato en que comió, la taza del café, la cucharrilla con que revolvió, el patio donde paseó... Una especie de museo en una casa. Todo muy normal, vamos.

Sucedió en una ocasión que un mendigo se acercó a la casa a pedir. Probablemente alguien le había animado: "ve donde el Opus, que tienen dinero y rezan mucho..." Y para allá marchó el caballero, a tratar de sacarse unos cuartos, o al menos a conseguir un bocadillo digno.

Lo que el buen hombre no sabía es que aquél era un día de fiesta A para los numerarios del lugar. Es decir, día de aperitivo especial con cervezas y Martini, comida por todo lo alto, buen café para la tertulia, y probablemente algún puro habano si el secretario del centro se estiraba y sacaba la caja que alguien regaló. Y por supuesto, un día de ir "elegante", con los mejores trajes de cada quien, corbata de fiesta y colonia atkinson corporativa.

En esas estaba el buen mendigo, cuando llama a la puerta al mediodía y le viene a abrir un numerario en traje caro, corbata de seda, gafas montura al aire, anillo con sello de oro, puro en una mano y en la otra una copa de champán burbujeante. Y de fondo, música de guitarra y entrechocar de más copas.

     - Por favor, si pudiera darme algo de dinero... o un bocadillo, si tuviera. Tengo hambre.

A lo que nuestro numerario, ni corto ni perezoso, le soltó con caridad:

     - Mire amigo, aunque no se lo crea, yo soy más pobre que usted.

Y le cerró la puerta en las narices, encomendando el alma de aquel señor, aclarando la voz para irse a cantar el "pito pa que pites tú"...

Pobre mendigo, que no entendía la "pobreza extrema" que se vivía en aquel lugar. Imagino que después de esto, le tomaría mucho más cariño al Opus Dei. Si es que el problema no son ellos, sino que la gente no sabe entenderlos.
 
Guillermez  








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