Hoy es 20 de febrero y hace un día precioso en Madrid. Acabo de leer el envío de Guillermez y me he animado a escribir. Ese numerario que relata en su escrito es un ejemplar único de lo que fue y no será, un ser metido en una mentira brutal, en un matrix cósmico, a ese sujeto le deseo que muera en "el mejor sitio para vivir y para morir", si saliera al exterior sucumbiría en pocos minutos. Qué dían tan bonito hace.

He salido del Instituto y paseando me he ido a casa. Sol, luz, color, la vida. Y claro, Guillermez, jamás hemos llorado una vez que nos hemos ido, en los años que hace que me fui ni una lágrima, quizás pensar que debí irme el primer año del Centro de Estudios. La vida es muy bella y muy dura, pero se disfruta cada día y a cada hora. Una mujer, unos hijos, una casa, otra para las vacaciones, entrar salir, tratar a todo el mundo, tener el timón de tu existencia y vincular mi existencia a mis hijos, a mi familia. Todo eso vale la pena, vaya que si vale. Mis horarios, mi tiempo, mi dinero, mi mente, mi paz, mis cosas y aficiones... Y ese mundo que no es mundo, ese matrix del Opus Dei.

Cada vez que los recuerdo o cuando los he visto recientemente cada vez los veo más lejos de todo, ajenos a un mundo real que no puede ser el suyo porque viven una irrealidad tremenda. Sin presente apenas y sin futuro, al menos como se lo enseñaron. No tiene casa, no tiene familia..., se lo digo con aquellas palabras de las se burlaba El Santo dichas por Franco, al parecer, a un López Rodó o a un Ullastres. Pues eso, Escrivá, sois gente sin arraigo, sin familia, sin presente, sin futuro, arrojados a una existencia kafkiana, sin afectos, sin proyectos, si nada.

Qué día tan bonito para estar en el mundo siendo muy mundanos. Un mundo que no es el vuestro, nunca lo fue. Sois aliens, extraños en el escaparate, extraños en la noche, extraños a vosotros mismos. Una pena. Lagrimones, Guillermez, ni medio... Pienso en aquellos santones de la Comisión Regional o de la dlmE..., en tanto pasmarote de los centros en que viví..., que vi en cursos anuales o retiros anuales.

Qué día tan bonito para afirmar que el mundo está bien hecho, beato sillón..., qué maravilla.

Del mundo y muy mundanos.

Madurez