Lo que ha estado pasando con el opus, el deterioro evidente que lo rodea, era algo de lo que jamás creí sería testigo directo. Al ser una secta que no está centrada en Dios, sino en sí misma, abunda en frutos amargos. En el sur de América ha pasado de todo en estos años: dimisiones a granel, desde sacerdotes con décadas de servicio a ex miembros de la Comisión Regional, directores de centro de estudios, jefes de AOP, un rector de la universidad obra corporativa etc... También delitos económicos que causaron escándalo público en donde los protagonistas eran destacados miembros. El caso de Juan Pablo B, autor confeso de abuso sexual y reputado director del más alto rango durante años, ha supuesto un escándalo mayúsculo que la institución no ha podido ni sabido justificar siendo evidente su clara negligencia.
Recuerdo con pena a gente buena, de primer nivel humano y profesional, empastillada para perseverar y muchas noches me despierto con tristeza pensando en el triste final del querido Padre Danilo, abandonado por todos luego de haberse jugado en cuerpo y alma por el opus. He seguido con mucho interés las noticias sobre el sacerdote Manglano. Por lo que he leído parece que su fundación tiene la autenticidad de lo que hunde sus raíces en Dios. Lo felicito por su valentía y le deseo lo mejor en sus nuevas responsabilidades.
Su caso me recuerda a dos sacerdotes que conocí de cerca. Uno de ellos, el uruguayo Eduardo A, recientemente fallecido dentro de la obra. Era un tipazo como decimos aquí. Alegre, deportista, carismático. Además de cumplir cabalmente con sus encargos internos, hacía una gran labor social en las barriadas más pobres de todas las ciudades en las que estuvo destinado. Obviamente, esta preocupación por el bienestar material y espiritual de los desfavorecidos, no era del agrado de los directores que lo consideraban un excéntrico apóstol de pata libre y lo trasladaban frecuentemenre de ciudad. Y no era un tipo raro, sino cristiano auténtico y compronetido pero incomprendido.
El otro sacerdote, el español José Antonio V tenía y tiene la misma preocupación por los necesitados que Eduardo.Pero su trayectoria fue bastante diferente. Como le fue imposible canalizarlo dentro de la obra, pidió su dimisión que la obtuvo luego de una ardua lucha. Actualmente dirige una Asociación de ámbito internacional reconocida por la Iglesia, que presta asistencia a los indigentes de muchos países de varios continentes. Y tiene abundantes vocaciones de laicos y religiosos que lo secundan. Es evidente y palpable como Dios no abandona a los hombres y sigue actuando eficazmente por medio de estos genuinos apóstoles. Qué gran contraste con lo gris y rancio que ofrece en contrapartida el Opus Dei abocado en su propia gloria y en conseguir dinero y poder a como dé lugar.
Maimonides
