Muy interesantes los correos de Novaliolapena, Pepgrass, Pitable (bis) y Guillermez como respuestas a las noticias de Ladislao.

El caso de José Pedro no es el primero en el que un numerario llega al sacerdocio (con auténtica vocación y no como mero funcionario de la empresa) y unos años después se entrega a una labor apostólica ajena al control de la Prelatura.

Al principio los directores contemplan esto con condescendencia (incluso dándole unos minutos en la tertulia para que cuente de qué se trata ese tingladillo), luego con creciente preocupación hasta que se disparan las alarmas y llega la operación de acoso y derribo.

En países latinoamericanos ha sucedido algo parecido: sacerdotes que, mientras los vicarios jugaban al golf con peces gordos, se lanzaron a labores asistenciales. Esos sacerdotes finalmente desaparecen del radar mientras los vicarios siguen avanzando en su "cursus honorum" dentro de la Obra.

La mirada es semejante respecto a los numerarios que frecuentan a sus Amigos (con mayúscula) cuando estos Amigos no interesan para la labor. Se da el mismo proceso de desasosiego en el consejo local, porque es evidente que ahí sí hay amistad en serio y no apostolado personal dirigido. Esto da "mal ejemplo" al resto. Comienza la cuenta regresiva y finalmente el numerario es eyectado del centro.

La famosa "organización desorganizada" es otro de los tantos mitos del Opus Dei. ¿Para qué entonces tantas reuniones, planillas semanales, metas apostólicas, etc?

Le deseo lo mejor a José Pedro. Su libro "Dios en off" me hizo mucho bien.

Hondo

PD: ¡Bienvenido, Pitable (bis)! Tu pregunta ("Por otro lado, ¿por qué cuando a uno le nombran obispo no dicen los directores que es incompatible con la dedicación de un sacerdote a la Prelatura?") es certera.