Sobre la divinidad de la Obra.- E.B.E.
Fecha Monday, 27 July 2020
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


 

Días pasados, buscando un texto bíblico, di con una cita del Apocalipsis que me hizo recordar rápidamente otra cita –muy conocida- pero de distinto autor: A. del Portillo. Es admirable la semejanza de contenido y sobre todo del tono. Anteriormente no había reparado en la analogía que existe entre ambos textos. Dice el prelado de la Opus Dei (la negrita es mía):

«Ruego también que si, a lo largo de los siglos, alguno —no ocurrirá, estamos ciertos—, quisiera perversamente corromper ese espíritu que nos ha legado el Padre, o desviar la Obra de las características divinas con que nuestro Fundador nos la ha entregado, que el Señor lo confunda y le impida cometer ese crimen, causar ese daño a la Iglesia y a las almas (...). No podemos menos de recordar aquella severísima amonestación de la Escritura: maledictus, qui facit opus Domini fraudulenter (Ierem. XLVIII, 10). Entendedme bien: para un miembro de la Obra que tenga la desgracia de no ser fiel a su vocación, va toda nuestra comprensión, nuestro cariño, la piedad de todos, con el deseo de sacarlo adelante y, al menos, ayudarle a que se salve. Pero si no consistiera sólo en eso, si pretendiese desvirtuar la Obra de Dios, desviarla fraudulentamente, corromper su espíritu, se haría acreedor a la maldición divina» (A. del Portillo, “Carta” 30-IX-1975, n.39)

Dicha amenaza no deja de sorprender por sus evidentes pretensiones divinas, al advertirse su semejanza –por no hablar de plagio- con las palabras del Apocalipsis:

«Yo advierto a todos los que escuchan las palabras proféticas de este Libro: «Si alguien pretende agregarles algo, Dios descargará sobre él las plagas descritas en este Libro.

Y al que se atreva a quitar alguna palabra de este Libro profético, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la Ciudad santa, que se describen en este Libro» (Apoc., 22, 18-19).

Esto nos permite entender con mayor aproximación qué implica la divinidad de la Obra -que su fundador tanto proclamó-: no ya algo meramente adjetivo sino más bien sustantivo. El tono apocalíptico de las palabras amenazantes de A. Del Portillo exige que sean creídas por los fieles de la prelatura como al mismo Apocalipsis (lo cual supuestamente complicaría bastante cualquier reforma a futuro). Aunque no estoy seguro de que ello suceda hoy en día, debido a la crisis interna de credibilidad –¿quién cree en las maldiciones de Escrivá hoy?- y de relajamiento de la disciplina (uso del cilicio, uso del dinero, etc).

En todo caso, esa cita de Jeremías bien podría aplicarse al Opus Dei: qui facit opus Domini fraudulenter, debido a que la vocación que promociona no cumple con las características seculares –su meollo- que tanto promete colmar. Al contrario, como se pueden leer en Opuslibros, abundan los daños a diestra y siniestra.

Finamente, como nota curiosa, A. Del Portillo cita la versión Vulgata de Jeremías (algo razonable en 1975), en cambio la Neo Vulgata (1979) sustituye «fraudulenter» por «neglegenter» y no le hubiera servido. De todas formas, el espíritu de las palabras corresponde al texto del Apocalipsis más que a Jeremías.

E.B.E.









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