Soberbia, vanidad y retribución.- Gumersindo
Fecha Friday, 02 October 2020
Tema 010. Testimonios


 

Este escrito me lo envía mi amigo “Gúmer” para que lo edite y lo envíe a Opuslibros, pues  teme que, de algún modo inexplicable, puedan desde la obra ponerse en contacto con él, y molestarle o alterarle más de lo que ya lo han hecho. Un amigo.

 

SOBERBIA, VANIDAD Y RETRIBUCIÓN

 

Escribo sobre todo para quedarme tranquilo pues nunca he publicado mis opiniones sobre el opus, y quiero soltar lastre, echar lo malo, para luego suspirar de alivio. No es un escrito estructurado ni concreto, sólo la acumulación de temas que quiero comentar. Primero, gracias a tantos que escriben en Opuslibros, no podría nombrarlos a todos. Últimamente me parecen especialmente profundos los escritos de Jasón Jonás, quien es capaz de expresar mucho de lo que pienso. Bueno, al grano...



¡Qué hermosos ejemplos nos dan algunos hijos ilustres del opus!: Juan Cotino, condenado por varios delitos y recientemente fallecido (DEP), Jorge Fdez. Díaz, presunto delincuente, autoritario, burdo y antipático ex ministro.

 

¿Porqué no se deshizo de estas perlas tan santa institución si tienen acceso a sus conciencias? Y si no fueron sinceros en sus charlas ¿por qué narices no echan a delincuentes? A otros, por mucho menos y nada delictivo, los mandaron al ostracismo. Pero ya se sabe, en la obra hay clases y clases. Ya lo decía Cristo, no trates a tu hermano por lo que es, sino por lo que puede aportarnos (ironía, tranquilos ;)).

La soberbia debe ser el pecado más extendido en ese club, tan cristiano en la forma y tan terrenal en el fondo. Hay mucha gente honesta y buena (y apabullada) dentro, pero como tienen una oficina de propaganda en cada delegación, no me dedicaré a hacer su “trabajo”.

Tengo la firme convicción, por mis años dentro, y por lo que se va averiguando gracias a esta bendita página, que el fundador tiene de santo lo que yo de bombero. Lo diga o no el Papa o la Congregación para las Causas de los Santos. El tal «nuestro padre» era un insufrible soberbio que nunca me inspiró confianza. ¿Qué no habrán sido capaces de hacer sus engranajes romanos para declarar milagros por su intercesión si todo vale por el bien de la obra? Además de no admitir testimonios en contra en su proceso de beatificación, asunto que debería, como poco, hacer anulable el proceso. Si la verdad nos hará libres, no sé porqué el opus gusta tan poco de ella. No es de recibo el típico “es que no nos entenderían”...

 

A veces me cruzo por la calle con un cura numerario que era jefecillo territorial de lo que llaman obra de San Miguel. (Pobre San Miguel, ¿qué culpa tiene?) Este hombre, después de lo que yo llamaría atentados contra la conciencia, sigue encantado de haberse conocido, y rezumando soberbia. Vanidad de vanidades...

 

La praxis del opus es opuesta en muchos ámbitos a lo que el Evangelio dice. ¿A cuántos otros han pisoteado o ninguneado porque no eran «nadie»?  Ay, exaltados del proselitismo que olvidan la parábola del Buen Samaritano. Tan encumbrados, macanudos, y en control de todo, así serán humillados.

 

Lo del amor al prójimo que Cristo predicó, debió de quedarse perdido entre los infinitos vericuetos de las meditaciones y las cartas deuteronómicas del Jeta de Peralta y sus intrigantes plumillas. He visto verdaderas canalladas entre gente que vivían en el mismo centro, y no pasaba nada. La (falta de) fraternidad dentro me dejaba sin saber qué pensar.

 

Me asombra que el petimetre (del francés petit maetre) de Chema pudiera asegurar la salvación a quien cumpliera las normas del plan de vida (espiritual) así porque sí. ¡¡Con un par!! Un montón de gente bienintencionada, ávida de un asidero ritualista que otorgue seguridad y confort, compró la mercancía averiada durante generaciones...

 

El opus, que de Dios no tiene más que cualquier otra cosa salida de Su «Creación», debe asumir su porquería, sobre todo la institucional. La ley del embudo y el rasero interesado lo convierten en  un engendro menos divino y más terrenal, al nivel de una multinacional llena de tipos, (y tipas) que no han pisado la calle en mucho tiempo. Y siempre acaparando, con ansia, no de almas sino del control de éstas, y de resortes, recursos, contactos y poder. (“Mi reino no es de este mundo”) Del tema de los dineros en negro y de los sueldos míseros de sus centros y colegios no hablaré porque otros saben más.

 

Por lo que parece, ahora son unos cuantos cincuentones refugiados en colegios. Algún profesional de prestigio para poner cual jarrón chino en la vitrina del centro y una multitud de ingenuos supernumerarios que no saben que, estatutariamente, no son miembros de la prelatura.

 

Tiene toda la pinta de que siguen contando a gente que hace décadas se marchó para decir que son 90.000. ¡¡Tamaña desvergüenza, postureo y pecho hinchado!! Qué lejos de las virtudes cristianas queda la práctica institucional de este antaño emporio del chantaje emocional a jóvenes. La fe no se impone. Haciendo memoria recuerdo muy pocos casos de humildad y cercanía de los directores. La mayor parte del tiempo férreos, inhumanos y estúpidos.

 

¿Para qué entrar en las burlas al derecho canónico y el mal causado en la Iglesia? La cantidad de sacerdotes que se van y se incardinan en las diócesis muestra que servir al opus y a Cristo no les parece compatible.

 

La madre guapa nunca pide perdón en público ¡¡líbrenos Dios de ello!! En privado, sólo cuando es palmario y aun así, casi nunca. Deseo que la “Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei”, tan campanuda en sus títulos y florituras, muestre una actitud de humildad, de penitencia y aversión a todo lo que nos hizo tragar durante años. Pues si el chantaje espiritual prevalece, no veo dónde queda la libertad en este camino reglado con 1000 preceptos farisaicos. Si ya todo lo dejó escrito y reescrito el actor y mentirosillo Chema y el discreto Álvaro, el de las maldiciones ¿para qué pensar? Decía Chesterton que para entrar a la iglesia nos piden que nos quitemos el sombrero, no la cabeza. Sin libertad y respeto no hay santidad posible en ese molde.

 

El manejo del sigilo sacramental por los curas numerarios es laxo en muchos casos. No vale sólo con que no digan los pecados oídos en confesión en las reuniones de los consejos locales. Tanto estar en las cosas pequeñas y ser tan delicados y pulcros, y cuando le interesa a dirección abren la boca para quebrar el sigilo, aunque sea de modo ligero. Me dan pena, pues a algunos sacerdotes se les ve amargados, y a pesar de esta vomitona, no deseo mal a nadie, aunque las curas de humildad nos vienen bien a todos.

 

Si algo de lo que digo “ya no es así” pues con su pan se lo coman, décadas de atrocidades morales avalan mis palabras.

 

Por supuesto, nunca iré a un cura de la prelatura a pedirle la administración de sacramentos ni dirección espiritual. Aunque sea el más chispeante o santo. Llamémosle alejamiento preventivo. Lo que han sembrado es lo que cosechan. Que Dios les perdone. Más de 20 años después todavía me cuesta perdonarles.

 

Gumersindo de Salazar.







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