Acusaciones paralelas Kentenich y Escrivá.- E.B.E.
Fecha Friday, 06 November 2020
Tema 010. Testimonios


El día miércoles Guillermez mencionaba el caso del padre Kentenich y citó una serie de testimonios. Pero faltó uno, que me parece sumamente sugestivo (como bien me hizo notar un amigo) porque es prácticamente una situación muy semejante a la que relata Carmen Tapia sobre Escrivá (incluso con testigos, que por supuesto negaron que dicha situación hubiera sucedido). Habrá que esperar qué dice la Santa Sede sobre este caso, desde luego, pero no deja de llamar la atención cierto parecido.

Sobre Kentenich, un testimonio dice lo siguiente:

«“La religiosa había pecado y se lo comunicó al padre Kentenich como confesor suyo. Por ello debió arrodillarse ante él y pedirle un castigo. Él pretendió que se tumbase sobre la silla, para poder pegarle. Primero le pidió repetidamente si se quería quitar las bragas. Con una gran angustia interior, la religiosa se tumbó sobre la silla. Cuando se le permitió levantarse, el padre Kentenich repitió de nuevo lo mismo. La religiosa tuvo que ponerle en la mano una regla que estaba sobre el escritorio, porque parecía que quería pegarle con ella. Dado que la religiosa seguidamente escribió al padre Kentenich negándose a esta forma de castigo, sucesivamente, en varias ocasiones, se tuvo que poner de nuevo sobre la silla delante del padre Kentenich”.»

Carmen Tapia (cap.8) cuenta que (cf. también el interesante artículo de Gervasio):

«-A ésa -refiriéndose a Gladys [quien había servido de mensajera a Carmen para despachar unas cartas]-, cójanla después, levántenle las faldas, bájenle las bragas y denla en el culo, ¡¡¡en el culo!!!, hasta que hable. ¡¡¡HÁGANLA HABLAR!!!

Realmente es llamativo el paralelismo de ambos relatos (bueno, hay que reconocer que Escrivá terceriza el asunto en otras mujeres para ejecutar el castigo, pero aun así no deja de ser -lo que podríamos llamar- el autor intelectual). Por lo cual, si a Kentenich le negaran la beatificación en razón de este tipo de situaciones, pues habría que preguntarse por qué Escrivá habría sido una excepción.

Hay que tener en cuenta que Carmen cuenta eso en 1992, al publicar su libro, pero también hay que tener en cuenta que le negaron la posibilidad de declarar en el proceso de beatificación y bien podría haber contado lo de las bragas y mucho más. Las cosas que dice Echevarría de Carmen (cfr. Cap.10) son espantosas (sumado a ello la imposibilidad de una justa defensa). En realidad, lo que dice Echevarría sobre Carmen dice más sobre Echevarría que sobre Carmen (ver PDF). No se da cuenta Echevarría de que está diciendo cosas horribles de sí mismo.

Es probable que el apuro por beatificar a Escrivá haya sido debido a muchas razones pero una de ellas es que pensaban que en algún momento podían llegar a estallar los testimonios en su contra (más aún con las redes sociales) y hasta ese momento la situación estaba muy bien controlada (ni siquiera existía Internet en 1992). En definitiva, la razón del apuro podría resumirse en una sola: el temor a que no saliera nunca.

Saludos,
E.B.E.









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