Lamentable.- Antonio Moya Somolinos
Fecha Friday, 13 November 2020
Tema 070. Costumbres y Praxis


Hay tres cosas que obcecan a la gente si no se integran correctamente: El poder, el sexo y el dinero. Las tres cosas son buenas en principio, pero deben ser bien integradas, tanto en las personas como en las instituciones. De lo contrario, corrompen.

 

Los recientes escándalos del Opus, ahora tras las herencias y legados millonarios, y los juicios a los que se enfrentan en Uruguay y Argentina muestran algo que ya venía en los antiguos libros silenciados de María Angustias Moreno y que venimos viendo desde hace muchos años: la voracidad por las herencias, por el dinero.

 

En el Opus hay especialistas en sacarles las herencias a viejecitas piadosas e incautas a cambio de miles de misas en Torreciudad. Desde el CARF también llevan tiempo lanzándose a la caza de herencias y legados habida cuenta de que ni el Banco Popular es ya la gallina de los güevos de oro ni los antiguos supernumerarios forrados viven ya y ni los numerarios mileuristas o esquizofrénicos dan ya mucho de sí.

 

Lo del CARF es un buen invento, pues a base de becar a seminaristas pobres se genera un tráfico de favores en la medida de que los obispos de esos chicos quedan cogidos literalmente por los güevos. Y eso sin contar con la opacidad LEGAL, propia de las fundaciones, que permitirá Dios sabe qué operaciones.

 

También hay que pensar que esos seminaristas pobres de hoy son los obispos del mañana, que normalmente serán estómagos agradecidos, pues literalmente se cumple en ellos lo de “tuve hambre y me distéis que comer”. En definitiva, se trata de una buena inversión. Los que no son – éramos – rentables, ya se sabe: el descarte.

 

Es lamentable que una entidad eclesial cuyo carisma es la búsqueda y la difusión de la santidad en medio del mundo y de la vida ordinaria termine enredada en el dinero, en el sexo (Cociña, McCluskey, Gaztelueta y un largo etcétera) y en el poder (pretensión falsa de pertenecer a la estructura jerárquica de la Iglesia, ambición episcopal demostrada del fundador, marqués emérito de Peralta, episcopado de Álvaro del Portillo y de Javier Echevarría, copar cargos en la Curia Romana, en los poderes judiciales, al menos en España, en los poderes políticos, etc.).

 

Todo esto no es sino una mundanización, o como decía un amigo mío, “el lado oscuro del Evangelio”.

 

Si estudiamos la historia de la Iglesia veremos que lo que ha dado al traste con determinadas instituciones de la Iglesia es el haber caído en la mundanización, de la que, por cierto, tanto habla el Papa actual. Lo que sostiene a la Iglesia y a las instituciones de la Iglesia no es el poder, el dinero o el sexo, sino la fe, la esperanza y la caridad.

 

¡Qué diferencia hay entre todo esto y el seguimiento de Cristo!

 

Que quede claro que no me olvido de comentar brevemente la cartita de Ocáriz para miembros despistados. Todo llegará.

 

Antonio Moya Somolinos.









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