El 19 de marzo: gran ocasión para apostar por la propia familia.- Antonio Moya
Fecha Friday, 05 March 2021
Tema 078. Supernumerarios_as


Como complemento de mi última colaboración Sobre el 19 de marzo de los supernumerarios” querría comentaros un sucedido de hace años: Resulta que en esa intromisión constante e intolerable del Opus Dei en la vida matrimonial, y en una de sus características, forzar a los supernumerarios a ir al curso de retiro y a la convivencia anual pasando por encima de las lógicas objeciones familiares y matrimoniales, hubo un supernumerario que claramente no se enteró de algo tan elemental como que primero es su mujer y después -mucho después- las cosas que le digan en la charla, entre otras cosas porque normalmente, quienes habitualmente llevan las charlas de los supernumerarios suelen ser los numerarios o los agregados, esto es, gentes célibes que no solo no tienen los problemas y las inquietudes de los casados, sino que no tienen ni la más remota idea de lo que es el matrimonio, porque el conocimiento profundo del matrimonio radica en una vivencia experiencial, y no en teorías o tratados de moral, normalmente escritos por curas sin experiencia matrimonial.

Pues bien, entre esa falta de experiencia y ese "complejo de superioridad" que lleva a la casi totalidad de los numerarios y agregados a pensar que quien opina distinto que los directores o que "el Padre", lo que le pasa es que "no entiende nuestro espíritu" o "no tiene visión sobrenatural", por lo que lo que hay que hacer es "encomendar" para que Dios les haga "entender"; juntando estas dos cosas, cuando un supernumerario se ve acosado por dos lados, por una parte por quien lleva su charla, y por otra, por su mujer, que le reclama una mayor atención a ella y a su matrimonio (lo que se traduce en convivir matrimonialmente y familiarmente, en vez de desaparecer en los tiempos en que un cristiano corriente dedica a su familia, esto es, en las vacaciones, cada vez más exiguas), si el supernumerario comete la torpeza de hacer caso a un extraño, es decir, a quien lleva su charla, en vez de hacerle caso a su mujer, con quien sacramentalmente forma UNA SOLA CARNE (es decir, en el lenguaje bíblico, UNA SOLA PERSONA en dos individuos), aparte de que está actuando ANTICRISTIANAMENTE, está poniendo en peligro su VOCACIÓN MATRIMONIAL, y por tanto, actuando EN CONTRA DE LA VOLUNTAD DE DIOS PARA ÉL; si el supernumerario actúa de esa forma torpe, no es extraño que recoja las consecuencias adecuadas a su modo de actuar.

Ahora voy al sucedido de hace años. Resulta que un supernumerario, muy unido al Padre, pero poco a su mujer, cada vez fue haciendo derivar su supuesta vocación a una incompatibilidad con su matrimonio: "tú, encomienda para que tu mujer llegue a entender tu vocación al Opus Dei, que exige entre otras cosas tu asistencia a los retiros y las convivencias". Llegó a un momento en el que su mujer ya no pudo más, y ante la convivencia anual (y por tanto, la desatención a sus obligaciones familiares y matrimoniales), le dio un ultimátum: "Como te vayas a la convivencia, te prometo que cuando vuelvas, ya no estaré en casa y nos divorciaremos".

Ese supernumerario, que gracias a la charla no vivía en el mundo real, no dio importancia al ultimátum de su mujer. Y cuando volvió de la convivencia, quizá volvió "espiritualmente muy lleno del espíritu del Opus Dei", pero se acababa de cargar su propio matrimonio, pues su mujer, que le avisó previamente, cumplió la advertencia y terminó divorciándose.

Me gustaría saber cómo sería desde aquel momento la vida apostólica de ese supernumerario animando a sus colegas a santificarse en el matrimonio y en la vida familiar...

No sé cuántos supernumerarios leerán estas líneas, pero quiero creer que no serán tan gilipollas como para tensar la cuerda hasta un extremo como el que acabo de relatar, en el que lo menos malo que se puede decir del protagonista de esta historia es (no menciono nombres, por lo que hablo en general, aunque la historia es real) que se trata de un gilipollas integral con un cerebro de mosquito y una formación cristiana casi nula, pues cargarse el propio matrimonio por una cuestión así es revelador de tener serrín en la cabeza, en vez de materia gris.

Digo esto porque el próximo 19 de marzo es una buena ocasión para apostar por la mujer y la propia familia en aquellos casos en que un supernumerario (o supernumeraria) se vea reflejado en esta historia, que es real.

Con el matrimonio, QUE ES DE DIOS, no se juega. El matrimonio hay que defenderlo con uñas y dientes, y verlas venir.

Antonio Moya Somolinos.

 Continuación  









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