Colegios de la obra (y conciencia personal).- Robredal
Fecha Monday, 29 March 2021
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Permíteme ILE que te cuente algo de manera muy rápida para explicarte lo que pretendo. Hace muchos años, cuando el famosos debate sobre el Opus dei en La Clave era un joven numerario (aspirante), sin que mis padres, todavía, lo supieran. Lo visioné con ellos, creo que entero. No acabé de enterarme de mucho, pues lo ví ya con la particular visión de túnel que te da la obra. Una de las cosas que recuerdo es cuando una exnumeraria decía que unos padres que llevaban a su hijo a un colegio del opus dei asumían la posibilidad de que su hijo acabara siendo miembro de esa cosa (y por tanto, que lo sacaran de ahí). Se me quedó muy grabado. Tardé demasiado en entenderlo. Ese fue mi caso: mis padres me pusieron ahí y, sin que ellos quisieran o entendieran nunca, yo fui uno de ellos durante varias décadas hasta que desperté y ahora soy feliz.

El problema de un colegio del opus, sea obra corporativa, los “oficiales”, o labor personal, los “no oficiales”, como es el caso del que planteas, no es ya que la “formación espiritual” esté encomendada a la prelatura y sus miembros. Eso, que te lo dirán ellos sin problema, de por sí, manifiesta una clara tendencia y es el origen de todo.

El problema, que no te mostrarán, es la peculiar forma omnipresente del espíritu del opus dei en todo. Ese mismo espíritu cuya cara verdadera se pone de manifiesto en esta página web de una forma u otra y de modo tan evidente. Una cara amable, suave, aparentemente amante de la libertad externa, elegante, pulcra, aristocrática. Pero una cara que esconde una firmeza, rigidez, exclusividad, ranciedad y falta de empatía igualmente fuerte. Todo y todos está volcado a eso que Escrivá llamaba -arrogándose una interpretación del Misterio de la Navidad- el “juego de la entrega”, propia y ajena. Se sienten “enviados”, “escogidos”, por y para eso. Ese es su fin en la vida. Si dan bien las clases y hacen bien el trabajo académico –cosa que se hará (pero no mejor que en otros lugares, eso también te quede claro)– será solo por y para ese fin último. Así que por bien que hagan las demás cosas, como educar, su misión última es traer vocaciones y “salvarte” a ti y a tus hijos según su espíritu (¡ojo! no otras formas de espíritu “cristiano”... que eso también te puede interesar, pues ahí está su gran rigidez). Si respetan la libertad es solo como fórmula para aparentar que todo viene por voluntad propia.

Eso encubre otro problema más grave. Todos los que hemos pasado por esos lugares y hemos sido chicas y chicos “buenos” (por dóciles, bondadosos y algo ingenuos) es que desde el primer día y más allá de su fuéramos o no "llamados" y de si dijimos que sí, es que que nuestra conciencia moral y vital fue (de)formada de manera debilitada, bajo un “régimen alimenticio” propio de párvulos. Debilitado desde la infancia, en horas y horas de días de colegio, durante años de clases de muchas materias, sobre todo las religiosas, las filosóficas y las humanísticas (que son muchas). Todas ellas cuidadosamente “filtradas” a través de docentes del opus que solo nos dieron lo que quisieron –o sabían: porque ellos también tenían todo eso filtrado por su propia formación en el opus– para hacer de nuestra conciencia, de nuestro pensamiento moral interior y todo lo que lo acompaña, un instrumento cuasi inútil, no libre, no abierto. Hacer de la conciencia un terreno de cultivo idóneo para sembrar la vocación al opus dei. Esto quiere decir que, en el fondo, habrán determinado tu libertad para “entender” y, por tanto, “elegir” -ser un “elegido”- o se parte, más o menos clara, de ese club social. Por eso no les hace falta no-dejar de respetar esa libertad externa (porque la interna estará debilitada). Ese es el riesgo.

Esto, guste o no guste, es lo que hará el colegio y sus docentes con tu hijo/a y tratará de hacer con sus familias. Se librará algo si va por ciencias (por lo técnico). Es evidente que el ambiente social, los valores de tú familia y otros muchos factores externos debilitan esa labor del colegio. Pero algo hará y algo intentará. Esa es la verdad. Ahora, con este dato y otros que puedan darte, escoge, de verdad, con la libertad de un mejor conocimiento de las cosas.

Espero que te sirva, también, saber que, al menos en mi caso, mis hijas e hijos irán a un instituto público (en nuestro caso ni siquiera un colegio concertado religioso; pero esto es otra elección en la que no quiero entrometerme y solo cuento por pintar el cuadro completo). Junto con todo el mundo. Mi pareja y yo les hemos dado, con vida y lecturas, una conciencia lo más libre, abierta, exploradora (y crítica) posible dentro de nuestras capacidades y forma de vida. La religión, la elegancia y el “saber estar” ya la cultivaremos, si queremos, de otra u otras maneras para que ellos puedan elegir con libertad y conciencia lo más completa posible. Esto tiene "riesgos", lo sabemos; pero es su vida y no la que nosotros queremos dejarles crecer por fuera y mantenerles, en cambio, niños-infantes por dentro para proyectarles nada nuestro (ya tomarán lo que quieran, pues todos somos seres-imitadores).

Robredal









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