1. Parece que es y no es: una Prelatura de sacerdotes y seminaristas.
Desde la década de los 40 hasta ahora el Opus Dei ha tratado de ser una diócesis, con obispo y pueblo propio. Y dentro de la estructura jerárquica de la Iglesia. No se sabe si este punto estaba en la “visión” original de Escrivá (nadie lo sabe) pero es palpable que quería ser obispo desde esa fecha, posteriormente intentó ser Prelatura nullius y finalmente han intentado que la Prelatura personal tenga obispo, pueblo y reconocimiento dentro de la estructura jerárquica. Pero en todos estos aspectos han fracasado...
Actualmente la Prelatura personal de la Santa Cruz está compuesta por sacerdotes y los seminaristas que están en sus dos seminarios. Cuando yo estaba dentro, también se decía (no en tertulias pirata, sino lo decían varios directores) que los varones con los estudios internos terminados y disposición de ordenarse también formaban parte de la Prelatura. El resto, las mujeres mayores de 18 años y los varones mayores de 18 años sin los estudios terminados o sin la disposición de ordenarse forman parte de la Asociación Opus Dei. Y esto, que parece que no tiene mayores consecuencias, las tiene, y son muy palpables cuando se está dentro. Por ejemplo, la diferencia de estatus, de clase, entre una persona que forma parte de la Prelatura de la Santa Cruz y una que forma que forma parte de la Asociación Opus Dei. Los “prelaturianos” viven a todo tren, con gran lujo y acceso a todas las casas premium y servicios de primer orden sin dar un palo al agua. Los segundos, viven como pueden y, sobre todo, deben mantener a los primeros a conservar su estatus privilegiado y nivel de vida.
Evidentemente hay sacerdotes y seminaristas que viven a todo trapo y algunos, los menos, que viven más austeramente. Pero la tendencia es la expuesta y la única duda que tengo es hasta cuando será sostenible. Las herencias están ayudando, evidentemente, pero a estas alturas no sé si serán suficientes. Caído el Banco Popular, menguando constantemente la Asociación Opus Dei (no tanto la Prelatura de la Santa Cruz, pero hay que recordar que es la primera la que mantiene a la segunda), los años venideros se presentan con muchas nubes de incertidumbre en su panorama.
Otra importante diferencia entre los “prelaturianos” y el resto es el tema del voto en aspectos clave, como la elección del Prelado. Los primeros tienen voto real en su elección, los segundos solo voto informativo, fingido, interpuesto o nulo.
Lo peor de todo (para ellos) es que están en un callejón sin salida desde 1982. La Prelatura personal les ha negado para siempre disponer de pueblo propio, de tener obispo permanente con su propio presbiterio y sucesión ilimitada, y de estar dentro de la estructura jerárquica de la Iglesia. Esto, a la larga, les debilita muchísimo y se aleja de los deseos de Escrivá y del Portillo. Y en esto han tenido mucho que ver Ratzinger y el Papa actual. Pero por no extenderme más dejaré este tema para próximas entregas. A ver qué acogida tiene esta.
Un abrazo a todos y todas
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