"Tiene maletines, pero no tienen militantes", palabras de El Roto hace años en El País. Las he traído a colación más de una vez, porque eso es el Opus a día de hoy. ¿Poder?, cada vez menos, sus cardenales están aparcados y les tienen junados, localizados, aparcados. Dinero tienen pero cada vez menos y sus influencers en la política, la judicatura, la empresa cada vez menos. Pero donde el tema está fastidiado es en los numerarios y sin numerarios no hay nada que hacer.
Desde Echevarría, esa nulidad absoluta, las defecciondes son a miles, no pita de numerario ni el Tato y los que pitan se van y sin numerarios no hay motor... Los agregados se van, hay cada vez menos y jamás han tenido cargos de gobierno de relevancia. Y los supernumerarios no se enteran de nada, por muy relevantes cargos que ocupen en la sociedad. Sin oficiales ni jefes, sin estado mayor, kaputt.
No soy experto en cuestiones jurídicas, pero veo lo que veo. Ramón Herrando se lo dijo a Portillo, "el problema es de aburguesamiento", es decir, no hay entrega y desde hace muchos años hay dos clases de numerarios: los privilegiados con coches buenos, despachos, pisos, tarjetas de crédito..., y el resto, el resto, que habida cuenta de lo que iban viendo y si tenían un trabajo fuera de la Obra, hacían lo que les daba la gana y los que podían se largaban. Mi caso, por ejemplo. Sin numerarios no hay paraíso y aunque siempre han mandado los curas, solo con curas no haces nada, ¿los vas a poner a dirigir actividades en clubes o centros universitarios? No, entonces ya la crisis de lo que son y quieren ser sería total. Echan mano de supernumeraios jovencitos, pero eso es un desastre porque ellos están a otra cosa, no saben hacer proselitismo y salvo el pringao de turno, los fines de semana y vacaciones los dedican a sus novias o a lo que sea, menos pringar con niños o adolescentes. Repito, sin numerarios no hay paraíso, y numerarios jóvenes, no tipos de 40 años o más bregando con niños o adolescentes, porque además es algo raro y chocante y al final trae problemas.
Ojo al tema. Sin numerarios, nada, ni consejos locales, ni atención de clubes o centros universitarios... Y esos numerarios que siguen ahí porque no tienen donde ir, no solo económicamente, sino afectivamente, son seres o infantilizados, o tronados o..., van a su bola. Tremendo. No hay numerarios porque se mueren, se largan, se deprimen, no tiene dónde ir ya sea porque no tienen trabajo y si lo tienen son bichos raros allá donde trabajan o..., donde trabajan no viven su vocación y más de uno tiene una amiga..., y no hablo por hablar, ya nadie delata a otro de su centro o de otro centro porque le han visto con una mujer, o un hombre si se trata de ella. No está la cosa como para poner en la calle a un tipo que gana dinero y aporta algo material. El desastre. Por eso la Obra está muerta ya, aunque haya influencias, aunque se carguen al Papa y sus disposiciones, aunque me hagan a Ocáriz obispo, papa o cardenal, la Cosa está muerta porque es una estructura de pecado.
Hubo un carisma, posiblemente Escrivá recibió de Dios una moción especial..., de eso hay mucho en la Iglesia, en la vida. Pero si recibes un carisma, un don, una herencia cuantiosa y perviertes el carisma, el don o dilapidas la herencia, adiós. Se valieron de la enorme carencia afectiva de un papa polaco para manipularlo entre el Padre, don Javier y don Joaquín, recordad las fotos con Juan Pablo II, de vergüenza. Kikos, opusinos, focolares, legionarios, comuniones y liberaciones..., el desastre por un Papa confiado y una panda de energúmenos.
No soy experto en temas canónicos ni quiero serlo, veo lo que veo, una estructura de pecado, porque pervertir un carisma sale carísimo. Y repito, sin numerarios, no hay paraíso, por eso el Opus se va al garete. Yo lo vi hace 30 años, por eso me fui.
Saludos a la Comisión regional de España, la región primogénita que ha arrastrado a sus hermanas al desastre. Empezó Florencio, ese viejo canalla.
Os sigo leyendo, contad más cosas de cómo se larga la gente y cierran los centros, eso es bueno, es lo lógico cuando todo se pervierte.
Madurez
