Es comprensible que el congreso general para reformar los estatutos despierte esperanzas o incluso la esperanza de tener esperanzas. Sin embargo, el problema del Opus Dei no son sus estatutos sino algo que no está dispuesto a reformar y que forma el corazón de la organización: su tendencia a manipular a las personas.

El negocio del Opus Dei es como el del mago: recurrir a trucos y nunca revelarlos ni siquiera hablar de que existan, porque al igual que el mago, el Opus Dei no puede entregar lo que promete salvo mediante trucos.

Por lo cual esta reforma de los estatutos será otro intento de distracción más para no reformarse. Digo intento porque seguramente la Santa Sede le impedirá concretarlo.

El Opus Dei se aprovecha de la necesidad de creer y de la inocencia de todos aquellos que creen en que el Opus Dei pueda ser redimido. En realidad, esa posibilidad está en las manos del mismo Opus Dei, el problema es que nunca ha tenido voluntad. Al contrario, cada oportunidad la ha aprovechado para seguir manipulando a las conciencias, porque ese es su negocio. Arrepentirse sería la quiebra, reconocer sus trucos y empezar de cero.

¿Qué decir de la carta de Ocariz sobre el corazón? No le quiere pagar a las ex numerarias auxiliares, ¿y viene a hablar de agrandar el corazón?

Antes que ser reformado, el Opus Dei debe ser condenado por todo el daño que ha hecho.

Sin condena no hay reforma posible. Toda reforma será otra forma de seguir reincidiendo. La carta del prelado no es sino otro ejemplo de reincidencia, nada más que eso. Pero el peligro es creer que se trata de cambio, de reforma, de conversión.

Así actúa el Opus Dei, cambiando de tema, disociando, distrayendo y haciendo lo que sea con tal de sobrevivir escapando hacia adelante y nunca revisar seriamente su pasado dañino.

Como lo hace cualquiera que huye de la verdad o al que lo persigue la justicia.

La única esperanza está en la reforma que la Santa Sede le imponga al Opus Dei, porque de suyo el Opus Dei no va a cambiar por las buenas, sólo por la fuerza.

El tema es cuánto podrá durar esa reforma hasta que el Opus Dei vuelva a reincidir. Porque el Opus Dei no se torció, no se desvió, nació torcido y difícil es enderezar algo que nació voluntariamente mal.

E.B.E.