5 marzo, ya 9 años de tu partida. Cuando me enteré de la muerte del Padre Danilo, sentí un gran dolor , porque realmente era mi hermano, mí confidente al que acudía sin vacilar, daba gusto saber que él estaba en el confesionario y ese día las nax estábamos atentas para no hacerte esperar. Fuiste un Padre con todas las letras. Tengo muchos recuerdos de tus muestras de cariño: cómo le dedicaste tiempo a mi sobrina Noelia que tenía cáncer, cómo congeniaron los dos. Luego me enteré que fuiste a verla un 25 de diciembre al hospital de niños, y al preguntarle qué regalo había recibido, Noelia te sorprendió con su repuesta: el mejor regalo que me trajo el niño Dios es que te trajo a vos. También recuerdo cuando te comuniqué su fallecimiento y me pediste una foto de ella, pero me recalcaste que te la entregue a vos en mano y así lo hice, me emociono al recordar verte con qué cariño besaste la foto.
Otro suceso fue cuando en la cocina era un día intenso de trabajo como siempre, y por apurada, no percaté que la máquina industrial de la freidora de papas no estaba tapada y recién se había apagado, a lo que quise colgar sus cestos y uno no enganchó, se cayó y salpicó mi mano con aceite hirviendo. Atiné rápido, sin darle importancia, a ponerlo bajo agua fría y a correr porque en breve tenía que ir a reemplazar a la portería de la comisión regional para que las demás vinieran a comer. Era un día atípico y al estar en la portería me golpea la ventanilla el P Danilo, ya alguien le había contado, me pedía que le muestre la mano, yo no quería, hasta que accedí y vi cómo él me hacía varias veces la señal de la cruz y rezaba algo despacio. Yo estaba preocupada porque era justo la mano donde iría el anillo de la fidelidad… No necesité ponerme nada, no sentí más dolor de ese momento y no me quedó marcas.
También recuerdo y conservo un encargo que me dio para enviar a Bolivia por correo.
Esta última nota es un encargo que me dio muchos años antes.