A medida que voy teniendo más conversaciones con otros exmiembros del opus dei, de diferentes categorías y edades, hombres y mujeres, se va haciendo mucho más clara la fuerza tan poderosa que tiene la unión.
Compartir personalmente, aunque sea a través del cyberespacio, no tiene precio. El alma, los sentimientos, las memorias, las expresiones, veo que me salen y me llegan con una vitalidad sorprendente.
Somos tan distintos, con historias divergentes, mentalidades únicas, gustos disímiles, y aun así nos conectamos a un nivel que nunca encontré durante mis años en el opus dei. Porque esa comunicación de ahora es real, sincera, personal, mía y tuya. Por eso también tiene ese extraordinario efecto curativo y esa energía que abre los ojos a la realidad. No a nuestros miedos, culpas, o vergüenzas, sino a la verdadera riqueza de cada uno de nosotros.
A quienes desde dentro contemplan el desmoronarse de su ideal, les invito a comunicarse sinceramente con alguno de nosotros. Hay esperanza, luz, claridad, comprensión, cariño en abundancia. Yo no presionaré a nadie para irse o para quedarse. Es tu decisión.
A los directores centrales y regionales, que tal vez por encargo leen estas líneas con cierta condescendencia, les remito al capítulo 23 del evangelio de san Mateo, que entre otras cosas les dice:
14 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.
15 »¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.
16 »¡Ay de vosotros, guías ciegos!,…
Noob