También hay pedacitos de mi vida por la ermita del campus de Pamplona.- Maripaz
Fecha Wednesday, 29 November 2023
Tema 077. Numerarias auxiliares


También hay pedacitos de mi vida cerca de la ermita del campus de Pamplona.- Maripaz  

Hacía unas semanas que no leía la Web por estar ocupada en actividades varias. Cuando esto me ocurre, suelo aprovechar una tarde tranquila y leer de un tirón todo lo publicado con enorme interés.

No en vano, este rincón fue mi refugio al poco tiempo de dejar la obra, después de haber dejado en ella treinta y cinco años de mi vida como numeraria auxiliar y le tengo un enorme cariño.

Han pasado ya veinticinco desde mi salida y soy una mujer nueva.

Claro, que ha habido un proceso largo, doloroso, profundo, hasta encontrarme, aceptarme, reconstruirme, para llegar al meollo de ser yo misma.

Me gusta repetir, cuando le cuento a alguien mi historia dentro de la obra, que mi yo personal estaba como enterrado al ras del suelo. Había sido manipulado durante largos años sin pudor alguno. Me hice de la obra con dieciséis años, cuando apenas has comenzado la adolescencia y eres manejable, dúctil, y estás expuesta a que siembren en ti todo aquello que quieran. No tienes recursos para hacerles frente.

Así, lentamente, me vi metida en una burbuja donde me hicieron a su imagen y semejanza.

Siempre he sido una mujer apasionada (aún lo sigo siendo a mis setenta y cinco años) es una característica de mi personalidad. Digo esto, porque mi afán fue hacer mío todo lo que me iban diciendo, según ellas, que era donde se encontraba el bien y por lo que valía la pena dar la vida.

Hasta qué con la llegada de la madurez, ese mundo que has habitado largo tiempo, comienza a resquebrajarse y a llenarse de dudas, al observar las contradicciones, de que una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen.

Mi yo personal al salir de la obra estaba dando tumbos. Me encontraba perdida, sola, en un mundo desconocido. Es un proceso, en el que poco a poco vas recuperando la libertad. Cual niño pequeño, observas el mundo real con asombro. Tu dolor interior, se va serenando. Tus pasos, inseguros, pero libres, van marcando el compás.

Hasta que un buen día, cuando menos lo esperas, explota con toda la belleza genuina tu auténtico yo personal. Sale del suelo y llega hasta las nubes. Te reconoces.

Es un estallido de luz y alegría, porque has recuperado la esencia de tu propio ser.

Todo este preámbulo, para agradecer a Robredal el buen rato que me ha hecho pasar leyendo su última aportación sobre el relato en torno a la Ermita del Amor Hermoso en Pamplona. Desde el autobús la puedo ver en mi paso hacía el centro de la ciudad. En Otoño suelo acudir a hacer alguna fotografía o en Primavera. O simplemente pasear por el campus. Incluso alguna vez me he encontrado de frente con residentes a los que en su día atendí en Sevilla, con unos cuantos años de más. Ellos, no me han reconocido, yo sí. Soy una buena fisonomista. Además, no me olvido de que fui programada para ser madre de los numerarios, y en esa empresa puse todo mi empeño. ¡Ingenua de mi...!

Y suelo observar a la gente apiñada, en grupo, o en soledad, acompañando a la Señora.

Alguna vez, si está sola, me he atrevido a mirarla de cerca. Hace tiempo que rompí relaciones con la religión y no veo la manera de acercar posturas, por más que lo intente.

También hay pedacitos de mi historia en esa zona. Estuve largos meses ingresada en la cuarta planta de la Clínica Universitaria. Empastillada, rota, enferma, destrozada anímicamente.

Pero todo forma ya parte de mi pasado.

Soy una mujer nueva, apasionada, libre y llena de ganas de vivir, intentando recuperar el tiempo perdido. Os abrazo a cada uno en la distancia.

Maripaz

 









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