El misterio de la embarazada (Cap. 63 de 'El buen pastor').- Nacho Fernández
Fecha Sunday, 05 December 2004
Tema 050. Proselitismo, vocación


EL MISTERIO DE LA EMBARAZADA
 
Cap.63 de 'El buen pastor'
Enviado por Nachof el 5-diciembre-2004



"El misterio de la embarazada" no es el título de una novela policiaca de Agatha Christie, ni de Simenon, sino que corresponde a algo que pertenece a la práctica habitual de esa institución fundada por una de las personas que fue beatificada y canonizada en menos tiempo en la historia de la Iglesia Católica...




El fundador del opus dei, el Santo Marqués de Peralta, solía decir en las tertulias que él aborrecía los misterios en su institución y, para salvar el escollo del misterio que rodeaba a cualquier pitaje, lo comparaba al de una mujer embarazada, que por fuera se nota, aunque pasan unos meses en que solo lo sabe ella, su esposo o pareja y su familia.

Cuando me hice del opus dei el 19 de marzo de 1965 inmediatamente se me aconsejó que no se lo comunicara a mi familia y, durante unos días, tampoco se me permitió comunicárselo a otros del centro donde me encontraba, en la calle General Oraa, 5 de Madrid. Se trata de un centro hoy ya desaparecido. Todo tenía un misterio y se me insistió que el opus no era una institución -- entonces instituto secular-- secreto. Pude comprobarlo que eso era cierto.

Mi padre, que era muy listo, se dio cuenta inmediatamente. Antes de las veinticuatro horas me aconsejó que "deshiciera lo que había hecho". Pues bien, fui a Martincho, el entonces director de General Oráa, 5, y le dije que quería romper la carta al fundador, debido a la situación en mi familia. Lo que son las cosas, luego estuve hasta el 28 de octubre de 1998, aunque la comunicación de la baja definitiva no se produjo hasta el 21 de enero de 2000.

El entonces director del centro me aconsejó que negara en mi familia mi incorporación al opus dei. Así lo hice. Qué cosa más buena hubiera sido que ya no continuara en la institución. Han sido muchos años de felicidad, pero también otros muchos de humillaciones y de malos ratos, en algunas ocasiones. Pensar que yo creí que me incorporaba a una familia en la que, según el Santo Marqués de Peralta, había lazos más fuertes que los de la sangre... Puedo decir que en mi caso concreto eso no ha sido cierto.

Pues bien, al llegar el verano, se me indicó que yo debía acudir a un curso anual que se daba en el Colegio Mayor La Estila de Santiago de Compostela. Debía ir allí en el mes de julio de 1965. mi "embarazo" ya era de tres meses. Mis padres no me dieron dinero para que acudiera. Como no ganaba dinero, era un contratiempo. Vaya si mis progenitores se daban cuenta de la situación.

Mientras tanto, mis directores en la obra no me autorizaban a dar a conocer a mis padres que yo me había incorporado a la obra. Los de la obra que desde Bilbao venían a un pueblo de la provincia de Santander (hoy Cantabria) se me presentaban en mi casa como "amigos". Mis padres mostraban su extrañeza por ver a unos señores que se decían mis "amigos" y que no conocían. Incluso el sacerdote, don Jaime, se subía a los árboles y vestía de paisano con una camisa blanca y un pantalón de campo. Cuando regresé a Madrid, nuevo intento de hacer una convivencia en una casa que entonces se denominaba internamente "kilómetro 12", por estar situada en este lugar de la carretera de La Coruña. Tampoco lo consiguieron los de la obra.

¿Qué hubiera costado hablar abiertamente? Ya sé que se confirmaba lo del "misterio de la embarazada". Pero si la obra no tenía misterios, por qué los directores nos decían que los viviéramos. Era una contradicción. La explicación era sencilla. Igual que la embarazada tiene que cuidarse mucho al principio, la vocación reciente también tenía que ser cuidada al principio para evitar perderla.

Uno de los que me cuidaron en aquellos momentos, José Ignacio, aún sigue en la obra y es director de un centro de numerarios y otro de agregados. Pues bien, ahora puedo decir que ha sido uno de los últimos causantes de que yo escriba esta serie de artículos, al mirar al cielo al encontrarse conmigo en una calle estrecha de Madrid y no saludar.

Como ya no hay "embarazada" se ve que ya no hay misterio y, por lo tanto, se actua como si no existieras. Ahora se oculta de otra manera, ignorándote. Un buen ejemplo.

NACHO FERNÁNDEZ







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