Después de una de mis últimas intervenciones en esta web he recibido bastantes e-mails en mi cuenta personal y he leído algunas aportaciones en la web haciéndose eco de lo que yo dije. La inmensa mayoría positivas, y (de momento) 3 negativas, en el sentido de que independientemente de estar de acuerdo o no con mis tesis, dicen que yo hablo con poco respeto o de una forma muy desabrida a Ana Azanza. Esto me ha hecho pensar bastante, y me hace concluir que realmente ya no sé cómo decir las cosas para que nadie se pique, la verdad. Puedo asegurar que estuve varios días escribiendo el texto. Mejor dicho, estuve varios editando el texto, para suavizarlo al máximo y que nadie pudiese sentirse incomodado por cómo yo expresaba las cosas. El resultado es que todavía hay quien opina que soy muy poco respetuosa... Vale, lo admito si quereis, pero solo en un intento de ejercicio de humildad, porque de verdad que no lo comprendo. Por si os sirve de referencia he mandado este escrito a 4 personas ajenas al tema para que lo leyesen y me dijesen en la confianza grandísima que me tienen, qué opinaban del tono en que yo escribía, y todas ellas me han dicho que no le encuentran nada raro al tono.

 

Este análisis me llevó a considerar en principio dos posibilidades para aplicar de ahora en adelante: a) pasar de comerme el tarro volviendo a escribir nada, porque está claro que haga lo que haga siempre va a salir alguien opinando de-que; o b) escribir yo también con el cuchillo entre los dientes y decir yo también lo que me parezca de todo en general, y como dice Ana, como las lentejas, que si quieres las tomas y si no las dejas...

 

Finalmente decidí que voy a optar por una tercera posibilidad, c) seguir escribiendo lo que me parezca pero haciendo lo imposible porque nadie se ofenda, aunque ya tengo claro que siempre habrá cuitas varias. Y lo haré así porque cada cual en esta vida responde totalmente y solamente de lo que él hace, y mi alma no iba a tener mucha paz si optase por a) o por b). Así que seguiré pensándome lo que escriba y comiéndome el tarro, y cuando sea en opinión de otros poco respetuosa o desabrida con alguien intentaré ser más humilde y comérmelo con patatas (he dicho que lo intentaré...). Y diré que lo lamento, como lo digo ahora. Ya dije al principio que no tenía interés alguno en polémicas ni enfrentamientos personales con nadie, así que no voy a entrar a contrarrebatir nada de lo expuesto ni por Ana, ni por nadie más. Lo que quería exponer ya lo expuse. Así que aquí paz y después gloria!.

 

Que seais felices!.

 

Un abrazo,

Isabel Nath