El... ¿apostolado?.- Emejota
Fecha Sunday, 06 March 2005
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Leo lo que cuenta Eutimio (4 de marzo) sobre esa idea tan rara que tienen en la Cosa sobre la "amistad-de-apostolado-y-conveniencia" (supongo que es algo que todos conocimos bien).

Y me viene a la memoria la siguiente historieta absurda de mi época de adscrita quinceañera:

Un día me dijo mi directora que tenía que invitar al Club a una niña de mi colegio. Era una cosa bien rara, porque era alguien a quien yo no conocía, de un curso inferior al mío. El protocolo en los colectivos adolescentes sigue unas normas no escritas extraordinariamente rígidas; en mi entorno, al menos, que una de las "mayores", de sexto de Bachillerato, pretendiera entablar relación con una desconocida de cuarto o quinto, era una situación estrictamente impensable. Tabú. Una tontería, pero, para una adolescente tímida, una pesadilla. Lo de la "pesca submarina" con mis amigas, vale, pero aquello…

Pero mi directora insistió: su madre era supernumeraria, y estaba muy interesada. Así que hice de tripas corazón, esperé a la chica a la salida del colegio, y le dije que quería hablar con ella.

La conversación duró dos minutos. No tengo ni idea de lo que le dije, solo recuerdo mi sensación de estar representando un papel, como en un teatro; que la moza en cuestión me miraba como si estuviera viendo a una extraterrestre recién bajada del platillo; que me escuchó cortésmente, y que, cortés pero firmemente, dejó claro que ni flores. No insistí, sabía perfectamente que era misión imposible. No sé si me pesó más la satisfacción del deber cumplido, o el alivio del bochorno finalizado.

¿Alguien podía pensar que aquella chica que se negaba a ir al Club al que su madre quería llevarla, iba a cambiar de opinión porque la invitara una desconocida, enviada por mamá? Más bien me imagino que su decisión de no ir quedó totalmente blindada. ¿O, es que en la Cosa, a fuerza de retorcer el concepto de amistad, habían llegado a creerse que las amistades pueden salir de la nada a conveniencia, hale-hop, como los conejos de la chistera de un mago?

Así que me pregunto si aquello no era una especie de entrenamiento, como la instrucción en la mili. Supongo que, después de unas cuantas de esas, te vas acostumbrando a obedecer; y no solo no protestas porque sea absurdo lo que te mandan, sino que ni siquiera lo piensas.

En "Los caballeros las prefieren rubias", la protagonista, después de conseguir que un hombre le prometa que le enviará una caja de orquídeas todas las mañanas, razona más o menos de la siguiente manera (no es literal…):

“Cuando un caballero empieza a gastarse cada día cien dólares en flores, está en el camino para adquirir buenas costumbres. Y dentro de poco, gastar diez mil en diamantes, le parecerá perfectamente normal”

Uf…

Gracias a Dios, me fui.

Emejota









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