Eutimio,
Yo he sido alumno de los jesuitas en los años 70-80, y en esas fechas leí también el "retrato del artista adolescente" de Joyce, en versión inglesa.
Sí que hay mucho paralelismo con los retiros de los jesuitas, pero de antes de mi generación, la cosa yo creo que cambió en los 60. Cuando yo era alumno, había dos generaciones claramente divididas:
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los preconciliares clásicos (sotana), con toda la idea de que "extar ecclesia nulla salus", venga disciplina, el Papa es genial, nosotros detrás, etc
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los jóvenes postconcilio (ropa de calle), muchos de ellos habían estado en las misiones y sabían lo que valía un peine eran racionales y críticos.
Los mayores estaban a cargo de la educación religiosa de los críos menores de 12 años, allí no había lugar para retiros. Sin embargo, los más vetustos estaban venga a dar la chapa con el sexo, la condenación y cosas similares, en paticular en la confesión. Eso me recordó bastante lo de James Joyce cuando lo leí, pero ya digo que no era todo el día ni todos los curas. También nos decían cosas agradables y santas, pero creo que a muchos nos dejó bastante marcados. A mí personalmente me costó bastante tiempo disociar las ideas sexo / lascivia / suciedad / vergüenza, probablemente porque mi ambiente familiar católico claustrofóbico tenía la misma veta.
Empezamos a confesarnos con 7 años, algo que me parece una barbaridad porque al final el sacramento era una estupidez, como sabéis: he comido chocolate a escondidas, he pegado a mi hermana, no he hecho los deberes... Recuerdo con particular desagrado un cura muy mayor, que de ordinario era muy majo, pero que con la confesión se cebaba con el tema sexual, preguntándote hasta por cosas incestuosas. A retrospectiva, me da que era un pervertido.
Los jóvenes no, con ellos la cosa era bastante más amena y en realidad no supimos aprovechar lo que podían enseñarnos. Pero también nos daban algo así como educación sexual con detalles bastante anatómicos en diapositivas, pero no sé porqué en algunos casos estaban venga a dar la matraca con la masturbación. Para mí que consiguieron el efecto contrario. En los retiros no se hablaba de esas estupideces, sino de la vocación profesional, de servir a la sociedad, de ser buena persona....
A partir de los 14 años, la misa semanal pasaba a ser voluntaria, creo que íbamos unos 8 por curso.
Así que como veis, no sólo cuecen habas en la opus. Eso sí: NUNCA nos dieron la murga para meternos jesuitas.
Ramón
