parece que habrá que seguir esperando pues un doctor honoris causa por la universidad de Navarra no va a ser la persona más indicada para meterle mano al tema que nos ocupa. La esperanza, virtud fundamental para el cristiano es lo que vamos a tener que practicar aquí, el que quiera y se sienta creyente por supuesto. Quizás podiáis poner la página en verde para ambientar...

 

Por cierto que al penúltimo correo de E.B.E del lunes 18 sólo le falta la conclusión obvia por lo demás "y cuando los miembros del grupo son ante todo hijos del líder, estamos ante una secta". Me da igual que ahora estén en los informativos como teólogos y canonistas expertos, siguen siendo y actuando como una secta. Una lástima que hombres de Iglesia suficientemente cualificados no hayan sabido resistir a los encantos opusianos. Otros sí pero callan.

 

Sobre las reflexiones jurídicas de estos días tan interesantes quiero dar mi opinión: la Iglesia no son leyes, la Iglesia es la fe, la comunión de los creyentes, no me gustaría caer en el defecto opusiano de ir con la legalidad por delante olvidando lo principal. Mucho código de derecho canónico pero caridad ninguna, que es lo que en definitiva enseña el evangelio. No estoy por la abolición del código pero creo que no es lo esencial. Lo esencial es la comida de coco que todos sufrimos para entrar y aceptar tanta injusticia, porque vete tú a decirle a cualquiera de los opusianos que últimamente nos visitan "sabes, en realidad no eres miembro de la prelatura porque el código de derecho canónico no lo permite".

 

La unión con la cosa era y es más visceral que legal, y de hecho por eso se aprovechan tanto del idealismo de la gente joven. Cuando se plantea la vocación no se hace en nombre del código, sino de una falsa "llamada divina" y los problemas para irse es porque te tienen cogido por las tripas, por no decir otra cosa. A ninguno se nos ocurría en nuestros tiempos de ceguera reclamar un carnet de socio ni medio papel de los que firmábamos, frente a una institución tan legalista... estábamos perdidos sin remedio.

 

Con respecto al correo de Ramón en el que planteas todos los problemas, bien graves, del anterior pontificado, creo que no casa con la conclusión que sacas. Fue un papa dominado por otros, aunque no sea más que por sus enfermedades. Por eso veo un desfase en tu correo: o me quedo con la conclusión o con todo el resto del correo.

 

Un saludo de una que ni liberal, ni atea, ni agnóstica, ni relativista, sólo creyente y "esperante" en el amor. (Lamento el vacío de esta última palabra tan importante y manoseada, pero no hay otra)

 

Ana Azanza