Cuestiones legales y cuestiones vitales.- fede
Fecha Friday, 29 April 2005
Tema 020. Irse de la Obra


 

 Sobre la importancia práctica del estatuto jurídico del laico de la Obra para su vida espiritual, todas las consideraciones de Merlos me parecen pertinentes y coincido con lo que expresa en su último párrafo. Además, me sumo, por mi propio interés, a la opinión de que "Dios mirará con especial cariño a quien fue engañado y escandalizado, usando Su Nombre", porque me cuento entre los que fueron escandalizados. Comparto plenamente el planteamiento de Merlos (aunque, en mi caso, la respuesta a algunas de las preguntas, incluida por qué amo al Papa, no sería "Porque soy de la Obra").

 

Ahora bien, no desvinculo, para nada, el estatuto jurídico de la vida espiritual, ni hago, aunque lo haya podido parecer, un "llamamiento". No era tal, sino un propósito personal expresado en alto. Más claro: yo estoy convencido de que ahora tengo que dedicarme menos a cuestiones legales y más "a ayudar a quien quiere salir y no puede o no sabe cómo". Y también a quien ha salido, a quien fue de la Obra, a que, si lo necesita, se reconstruya, ojalá, bien y pronto. Es decir, como me decía un amigo (que ha dejado la Obra muy recientemente, tras casi 30 años como numerario), a "superar las experiencias negativas del pasado para vivir bien -con fe, amor y sobre todo esperanza- la realidad de hoy".

 

Porque es un deseo y aspiración que comparto con él: superar en lo posible los fantasmas del pasado y mantener la vida espiritual, el trato con Dios, o como se le quiera llamar, que tenía o creía tener dentro de la Obra. Naturalmente no en su formalidad y encorsetamiento (agotado por múltiples afanes, desvitalizado en cumplir muchas normas), sino en lo que tenía de oración confiada y de búsqueda sincera de la voluntad de Dios (dicho sea, a pesar de la propia Obra).

 

Dado que el itinerario jurídico de la Obra parece interminable, que la Obra parece condenada a errar (en el sentido de andar vagando de una figura jurídica a otra; aunque al parecer también en los sentidos de no acertar y de no cumplir con lo que debe), yo, personalmente, le dejo el asunto a quienes en este sitio sepan más y quieran seguir con él, que nos seguirán haciendo un inmenso bien a todos, a quienes ya nos fuimos y a quienes se lo puedan plantear ahora o en un futuro, al esclarecer este aspecto de nuestra pertenencia a la Obra. Y, por supuesto, le dejo el asunto sobre todo a Ratzinger, que, por lo que cuenta eremita, sabe de esto mucho más que muchos, para confusión de la Obra (con su don de la oportunidad, don Javier Echevarría se revuelve en su saludo al nuevo Papa, como destaca Lector; la verdad, no sé cómo Benedicto XVI soporta tamaña desfachatez, pues a fe mía que el saludo es harto impertinente).

 

Aunque la cuestión jurídica es vital para todos, para algunos, si se quiere, la cuestión más inmediata que se plantean es más prosaica: ¿podré ser feliz fuera de la Obra? Conste que entiendo, repito, que si resulta que uno nunca fue realmente de la Obra, en el sentido de pertenecer jurídicamente a la Prelatura, entonces siempre estuvo "fuera" y la pregunta no tiene sentido. Pero quien se hace esa pregunta suele planteársela más bien como "¿podré ser feliz fuera de Casa?", siendo "Casa" algo más que lo jurídico. Yo, al menos, me siento en especial interpelado por peticiones de ayuda tan explícitas como la que hacía el miércoles VFA: "Soy del Opus Dei. Ayúdenme". Es decir: "Ayúdenme a encontrar testimonios de personas que se salieron y de cómo construyeron sus nuevas vidas". Ahí advierto una preocupación vital que va más allá de lo jurídico, aunque no sé si estoy consiguiendo explicarme.

 

Lo dejo ahora, que tengo muchísimo trabajo. En cuanto pueda, espero poder contestar las preguntas de VFA: "Los que se van, ¿son verdaderamente felices? ¿A qué se dedican?". Aun así, vaya por delante mi testimonio de alguien que se fue de la Obra (y que en buena medida gracias a opuslibros se está reconstruyendo y pudiendo vivir mejor su nueva vida): se puede ser muy, muy feliz fuera de la Obra y no tener ninguna mala conciencia de haber traicionado a Dios, a nadie ni a nada. Yo, como VFA, quiero creer que también "creo en Dios y lo quiero mucho". VFA: por lo que dejas traslucir en tus palabras, estoy seguro, tan seguro como se puede estar, de que en tu caso jamás de los jamases irás en contra de Dios al dejar la Obra.

 

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