Mauricio, mil gracias por tu buen humor, me he reído a mandíbula batiente con el relato de tu vehemente deseo de volver a ser miembro del Opus Dei.
Pero amigo no lo intentes ni en broma, no vaya a ser que, una vez dentro, con sus mañas aprendidas del maño ¿santo?, te laven nuevamente el cerebro y te veas de pronto otra vez como un pobre e infeliz burrito enganchado a la noria e incapaz de abandonar la tarea encomendada.
Esta menda, aún gustándole a rabiar la gozada que se te ha venido a la mente de poder decir (de cara a la libertad): hay te quedas tuerto, prefiere pisar suelo conocido y decirles desde lejos: Hasta nunca enjauladores.
Un abrazo para todos,
Amapola