Muy buena tu pregunta, Marta. ¿Por qué y para qué se fundó el OD?
Sobre el particular de su alumbramiento esta es la versión oficial:
"El 30 de septiembre de 1928, Josemaría Escrivá de Balaguer comenzó unos ejercicios espirituales en la Residencia de los misioneros de San Vicente de Paúl, en Madrid (España), que durarían hasta el seis de octubre. El segundo día de ese retiro espiritual, el martes 2 de octubre, después de haber celebrado la Misa y recogido en su habitación, mientras releía y meditaba las anotaciones que había ido recogiendo en los últimos diez años, “vio” el Opus Dei: recibió una inspiración de Dios que le ilustraba con claridad sobre lo que debía ser el Opus Dei, su naturaleza, su espíritu y su apostolado. «Recibí la iluminación sobre toda la Obra, mientras leía aquellos papeles. Conmovido me arrodillé –estaba sólo en mi cuarto, entre plática y plática- di gracias al Señor, y recuerdo con emoción el tocar de las campanas de la parroquia de N. Sra. De los Ángeles». "
Todo muy bucólico y pastoril, muy emotivo y convincente. ¿Convincente?¿Para quién? Para quien ya estaba convencido, naturalmente. "Una inspiración de Dios que ilustraba con claridad sobre lo que debía ser el Opus Dei". ¡Ojo! No dice "sobre lo que era el Opus dei", sino sobre lo que "debía ser". Es decir que lo que vio no era el Opus Dei, sino algo así como un borrador al que había que dar forma. O sea, que la inspiración divina no fue como en el Génesis ".. y la luz fue hecha", etc... Lo vio con claridad, pero a la vez lo vio crudo. "Su naturaleza, su espíritu y su apostolado". De la naturaleza, al menos la jurídica, ya hemos sabido que lo que pudo ver no lo ha visto ni aun hoy nadie. Del espíritu se sabe que anda bastante separado del cuerpo; sólo así se explican casos como el de Amapola y el de tantos y tantos otros. Del apostolado ¿qué decir? Parece que es lo único que queda en pie a toda costa, reducido a simple y vergonzante proselitismo sin escrúpulo, tráfico de menores incluido.
Lo de ser cristianos en medio del mundo, que es lo que se dice a renglón seguido como seña de identidad, a fuer de ser insuficiente a la hora de constituir algo de semejante envergadura, no dejar de ser una falaz redundancia, puesto que los cristianos no somos seres de otro planeta y no hace falta que nadie se nos eche a la chepa para que nos sintamos mejores cristianos.
Así que tu pregunta sigue sin contestar, querida Marta. En la Iglesia a lo largo de los siglos han surgido entidades u organizaciones que han venido a dar respuesta a situaciones concretas, casi todas ellas relacionadas con la práctica de la Caridad, la salvaguarda de la Fe, la docencia, etc... Por ejemplo, si hablamos de mercedarios, franciscanos o jesuítas, se nos presenta un perfil definido, una misión más o menos explícita desde su fundación. No voy a soltar aquí el tocho sobre órdenes mendicantes, contemplativas y demás. Cualquiera de las entidades de la Iglesia que se sometan a examen son fácilmente identificables "en su naturaleza, su espíritu y su apostolado". No puede decirse lo mismo del OD, puesto que ni los propios miembros serían capaces de responder claramente a la sencilla pregunta de Marta.
¿Qué vio realmente El Padre? ¿Vio a Don Álvaro recogiendo circunspecto la faja que le tiende una atribulada numeraria que ha de conciliar la sutil proximidad con el Bien que facilitan las normas con la más burda y trapacera de las prácticas delictivas cual es el tráfico de divisas? ¿Vio las lágrimas de Amapola en su noche de soledad?¿Vio legiones de niños secuestrados, arrebatados al mundo, triturados, desencantados y desechados luego como escoria? ¿Vio a Mario en el fondo del pozo? (Por cierto, hace tiempo que no se sabe de él y yo no le olvido).
Marta, creo que has dado en el clavo. Y creo también que dar respuesta a tu pregunta es lo que debe dar razón de ser a esta página. Al margen de si podemos parecer a alguien resentidos, amargados o amenos, he aquí la línea recta, el rumbo a mantener contra viento y marea: dar respuesta a Marta. Puede que nadie la tenga. Puede que esté ya contestada y la respuesta se esconda en los miles y miles de testimonios y aportaciones, como un viejo tesoro en una playa olvidada. Quizá no la encontremos nunca, pero hemos encontrado una razón más para que siga viva esta página.
Kaiser
