El Opus Dei, Instituto Secular (III): Conmemorando las bodas de plata.- Idiota
Fecha Wednesday, 01 March 2006
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Apreciada Agustina,
querid@s tod@s:

Me pedías hace algún tiempo mi opinión acerca de la publicación Opus Dei: 2-X-1928, 2-X-1953, impresa anónimamente en 1953, en Madrid, en los talleres de Hauser y Menet. Es verdad que, a primera vista, no tiene nada de especial; sin embargo, puede conducir a algunas reflexiones.

Si digo que no tiene nada de especial, es porque, para mí, se encuadra en la serie de publicaciones anónimas de la Obra que aparecen cuando se trata de celebrar algo. Más ejemplos de lo mismo:

Beatificación de Josemaría Escrivá: Crónica y homilías, Madrid: Palabra, 1993 (Documentos MC).
Josemaría Escrivá de Balaguer: Crónica de la beatificación, Madrid: Rialp, 1992.
San Josemaría: Crónica de la canonización, Madrid: Palabra, 2002.
La canonización de Josemaría Escrivá: Crónica y homilías, Madrid: Palabra, 2002 (Documentos MC).
La canonización de Josemaría Escrivá: 6 de octubre de 2002, Madrid: Rialp, 2003 (Libros sobre el Opus Dei).
Josemaría Escrivá: Un personaje por descubrir, Madrid: Palabra, 2002.
Josemaría Escrivá: Centenario 1902-2002, Madrid: Rialp, 2001.

Es obvio que las publicaciones han de ser anónimas, porque si no, se faltaría a lo estipulado en el derecho propio:...

El Opus Dei profesa una humildad colectiva, por lo cual no puede editar hojas ni publicaciones de cualquier género con el nombre de la Obra, a no ser internamente para uso de los socios; sus miembros no llevan signo alguno distintivo; hablan cautamente del Opus Dei con los extraños; pues la acción debe ser modesta y no ostentosa; el Opus Dei, como pluralidad, no interviene en ningún acto social ni es en él representado. (Constituciones 1950 §6)

[A] Causa de esta humildad colectiva, el Opus Dei no quiere producir escritos, ni publicaciones de cualquier tipo bajo el nombre de la Obra. (Código 1982 §89, 3)

(Cubramos un tupido velo sobre Romana, la excepción que confirma la regla...)

La publicación, como digo, merece un par de reflexiones. Empecemos por el contexto: se trata de una publicación conmemorativa de las bodas de plata del Opus Dei. Veamos qué dice a todo esto Andrés Vázquez de Prada q.e.p.d. San Josemaría, como "siempre", desea celebrar las bodas de plata "sin ruido":

Dentro del año que va a comenzar, celebraremos las bodas de plata de nuestra Obra. Y las celebraremos con nuestro estilo, sin ruido [...] (San Josemaría, Carta 12.1952 (EF-521200.1), citada en El Fundador... III, 233)

Como sabemos, esas fiestas familiares las pasó el Fundador en la casa de retiros de Molinoviejo, con mucho sufrimiento y pobreza, rodeado de hijos suyos venidos de remotos países, hasta donde se había extendido el apostolado de la Obra (El Fundador... III, 234). Ya vemos que, de todas formas, había dinero para viajar, había dinero para invertir en el "silencio" de esta publicación y en el "grito marmóreamente silencioso" (Urbano, ver más abajo) de la lápida correspondiente colocada en Molinoviejo (ver el texto en El Fundador... III, 234-235).

En efecto, los años 1952 y 1953 son de extraordinaria penuria económica, ya que, como sabemos, se está construyendo Villa Tevere y acondicionando Terracina (Salto di Fondi): Estamos económicamente agotados... y hay que terminar esas casas (San Josemaría, Carta a José Luis Múzquiz (EF-520814-5), en: El Fundador... III 212, ver 211-216). Así pues, no dejan de sorprendernos las fotos de cinco lápidas (posiblemente de mármol) que ya en 1953 se encuentran en Villa Tevere. Destaquemos la más famosa de ellas, cuyo texto comenta Pilar Urbano (El hombre..., cap. 18, ver también Sastre, cap. 20):

En la altana de la Villa Vecchia, en la azotea de la casa del Padre, desde cuya altura se dominan todos los edificios de Villa Tevere y la vista puede extenderse hacia los montes Cimino, Mario y Sabinos, que circundan la ciudad de Roma, Escrivá de Balaguer hizo poner una lápida, con una bella inscripción latina, como un silencioso grito desde el mármol:


o qvam lvces
roma
qvam amoeno hinc rides prospectv
qvantis excellis antiqvitatis monvmentis
sed nobilior tva gemma atqve pvrior
christi vicarivs
de qvo
vna cive gloriaris
a mdccccli

¡Cómo brillas, Roma! ¡Cómo resplandeces desde aquí, en panorama espléndido, con tantos monumentos maravillosos de antigüedad! Pero tu joya más noble y más pura es el Vicario de Cristo, del que eres la única ciudad que te glorías.

Es un requiebro de romanidad, que clava el cincel en la más excelente grandeza de Roma: «tu joya más noble y más pura es el Vicario de Cristo». Sorprende que un canto de lealtad al Sumo Pontífice, tan serenamente encendido, se haya colocado en un lugar a donde no suben los visitantes, ni los extraños. El lugar más diáfano, pero también el más inaccesible, de toda Villa Tevere. Y aún sorprende más la fecha grabada al final de la inscripción: MDCCCCLI, 1951. Justo, el año en que Escrivá de Balaguer andaba inquieto «como león rugiente», tanquam leo rugiens, presintiendo asechanzas y hostilidades sin rostro de quienes, con poder para influir arriba, muy arriba, hasta llegar al propio Pío XII, maquinaban la expulsión del fundador, la desmembración entre los hombres y las mujeres, y el desbaratamiento del Opus Dei. Sin embargo, ésa es la fecha y ése el grito, marmóreamente silencioso, de veneración al Papa. En la intemperie desabrigada de la contradicción. En la hora amarga de probar la hiel. Soportando la afilada cuchilla de la adversidad. En el trance heroico de sentirse hijo de «la Iglesia católica, apostólica, romana, romana, romana… ¡a pesar de los pesares!». Con lo cual esa lápida, oculta a los ojos de los curiosos, viene a ser, a la vuelta de los años, cuando las cosas se van sabiendo, como el acta notarial de una fidelidad inquebrantada.


Más allá de la mayor o menor "pobreza" que puedan implicar esas lápidas, sorprende también el dibujo "Grupo de edificios, de inmediata terminación, para el Colegio Romano de la Santa Cruz".

Es contemplándolo cuando se comprueba que el problema de San Josemaría no era tanto la falta de dinero, como la desmesura de los planes. En cualquier caso, cada vez encuentro más chocante el hecho de que tanto en 1953 (fecha de la publicación) como en 2003 (fecha de la biografía), una de las actividades más ampliamente subrayadas de San Josemaría y del Opus Dei sea la construcción de edificios. Vázquez de Prada dedica al menos en parte cuatro subcapítulos a las actividades de acondicionamiento y construcción de inmuebles a las que se dedicaba San Josemaría (La Sede Central, 97-118; Un monumento de fe y de amor, 211-217; La gesta heroica de D. Álvaro, 217-226; Las tres últimas locuras, 661-680).

Dejando de lado las ilustraciones, pasamos al texto, un texto que no existe como tal. En la primera parte se encuentran las reproducciones facsimilares de las cartas laudatorias enviadas al Opus Dei por dignatarios de la Curia Romana con motivo de las bodas de plata y que aparecen en el apéndice documental del libro de Fuenmayor y otros (El itinerario..., doy el número del documento en el apéndice): son las cartas de los cardenales Tedeschini (n° 37), Valeri (n° 38) y Pizzardo (n° 39). Al frente de ellas, aparece el telegrama de felicitación de Pío XII. Ana Sastre (cap. 23) lo presenta como sigue:

La Secretaría de Estado de Su Santidad envía un telegrama firmado por el Monseñor Montini:

«Augusto Pontífice complacido escogidos frutos (...) Sociedad Sacerdotal Santa Cruz y Opus Dei invoca ocasión sus Bodas Plata Fundación, abundancia celestes dones mientras de todo corazón imparte vuestra Señoría y miembros de la Obra paternal bendición apostólica».

Porque el Papa sí que entiende la solemnidad oculta y silenciosa de esta fecha. Sí que aprecia la fidelidad y el servicio constantes del Fundador y de toda la Obra. Y quiere dejar constancia de ello en un documento que reviste la misma solidez conmemorativa que una lápida de piedra.


"Solemnidad oculta y silenciosa...", en fin. La comparación del telegrama con una lápida de piedra ya no extrañará a nadie. Quizás sí que extrañe de entrada que la palabra que borra Ana Sastre del telegrama sea "Instituto"; sin embargo, está claro: cuanto antes nos olvidemos de que el Opus Dei fue Instituto Secular, mejor.

En la segunda parte, se presentan extractos de los documentos de aprobación de la Obra: "Quindecim abhinc annos" (n° 14), "Primum Institutum" (n° 22) y "Primum inter [Instituta]" (n° 31). Concluye la publicación con un elenco de las fiestas "del Instituto" (fundaciones y aprobaciones hasta 1950) en seis idiomas.

Más jugo no le puedo sacar a esta publicación; espero no haberte decepcionado con esto.

Un abrazo y hasta la próxima

Idiota

Nota de Agustina. Querido 'idiota', gracias por tu interesante estudio sobre esa celebración "anónima" en forma de libro, de los 25 años de la Obra. He intercalado las fotos de la lápida que mencionas, la del Grupo de edificios del Colegio Romano y la del telegrama (donde figura la palabra "Instituto"). Un abrazo bien grande.  

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