Superar la sensación de amargura.- mcc99
Fecha Monday, 21 August 2006
Tema 010. Testimonios


Queridos todos, mi nombre Mariana. Yo también he dejado de pertenecer a la Obra después de 20 años como agregada. Sin embargo, percibo en los relatos que he leído una cierta sensación de amargura que entiendo es preciso superar si uno quiere vivir plenamente feliz. Hemos de reconocer que todos nosotros hemos pasados por una situación de desilusión personal, pero también, yo por lo menos, he de reconocer lo que he recibido durante estos veinte años. He recibido una intensa formación cristiana, de la que me enorgullezco y de la que soy aún acreedora. En la Obra aprendí a rezar, a hablar con Dios, a tener devoción a la Virgen y a saber el sentido y profundidad de los Sacramentos. A ello no renuncio y sin la Obra nunca lo hubiera aprendido.

 

La razón de mi salida fue una profunda tristeza mantenida en el tiempo, que en la dirección espiritual no me daban salida, porque quien me dirigía no sabía dirigir espiritualmente y porque ciertamente en muchos directores de la Obra prima lo institucional sobre lo personal y en vez de dar una salida a una situación de crisis que implicaba la no adecuación de mi vida en la institución, consideró que había de mantenerse costase lo que costase mi pertenencia a la Obra. Todo ello supuso un desgaste psicológico grande.

 

No quiero juzgar. Me quedo con lo bueno aprendido y quien deba dar cuenta a Dios, que la dé. Al igual que coincido con muchos en que a veces no he visto correspondencia entre el espíritu de la Obra y la vida de las personas de la Obra, porque se pretenda que la Santidad es cosa de cumplir un programa de normas y praxis,  también he visto lo contrario. Durante unos años viví en Barcelona, y os puedo asegurar, porque aún lo llevo en mi memoria, que viví entre verdaderas Santas, y la razón es que las Directoras del Centro eran las primeras: en dedicación a Dios, a los demás, en alegría. En el Centro se respiraba verdadera santidad y alegría. Me acuerdo que atendíamos en el Raval de Barcelona una labor con niños de la zona. La Directora y la Subdirectora eran las primeras en ir todos los días. Las primeras en vivir la verdadera caridad fraternal: yo me sentía en verdadera familia –lo que no viví en ningún otro sitio. Fueron unos tiempos impresionantes, que aún llevo en mi memoria. Es posible la santidad en la Obra y con los medios que la Obra propone. Sin embargo no es una Santidad a granel, sino Santidad de unos pocos que creen y ponen en práctica lo que meditan. Un fuerte abrazo. Rezo por todos, para que aunque hemos dejado la Obra no dejemos a Dios. Al fin y al cabo todos, en su día hicimos una opción por el Amor, y El nunca defrauda.

 

mcc99









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