Desde niño siempre tuve un gran respeto por los curas (los sacerdotes) en general; cualquier cura merecía mi respeto... En esa idea fui educado y en esa idea me mantuve hasta que conocí el opus.

Según fui asistiendo a “medios de formación” esa idea fue desapareciendo progresivamente y, desde luego, cuando a los pocos meses me hice del opus, el respeto por los curas había dejado de ser general y se limitaba casi exclusivamente a los curas del opus.

Porque en el opus me enseñaron que había muchos curas que no eran de fiar... curas que transmitían doctrinas o realizaban prácticas contrarias a la doctrina y a la práctica aprobada por la Iglesia.

Los curas ajenos estaban bajo sospecha...

Lo que yo no podía ni sospechar -dada mi corta edad y mi falta de información sobre el opus- era el tejemaneje que llevaban los curas del opus respecto a los jóvenes que hablábamos con ellos, el intercambio de informaciones de nuestra intimidad con los directores, y su colaboración en el engaño de los jóvenes (que confiábamos en ellos por el sólo hecho de ser curas)...

Todo esto me parece impropio de un sacerdote...

Tras mi paso por el opus la idea que antes tenía del sacerdote, como aquella persona en la que se puede confiar, ha desparecido... Desde entonces ya no confio en los sacerdotes por el sólo hecho de serlo... El que quiera mi confianza deberá demostrar que la merece porque yo ya no estoy en condiciones se suponer nada...

Por eso, querido Luigi (23-10), quiero responderte cariñosamente a un par de cosas:

1ª/ Yo no creo que los sacerdotes del opus sean –como dices- una gran bendición de Dios para la Iglesia... Eso lo decía el fundador, pero no es cierto...

Son ante todo y sobre todo del opus y se han ordenado para servir a sus hermanos del opus...(no para servir a la Iglesia)...

Por eso, en vez de ayudar a quien necesita irse del opus o simplemente quiere irse, colaboran en su opresión , y por eso, salvo honrosas excepciones como Ruiz Retegui, no hacen nada para ayudar a que, quienes se van del opus, sigan dentro de la Iglesia. Y eso no es servir a la Iglesia. Eso es maltratar a miembros de la Iglesia y, en definitiva, maltratar a la Iglesia. 

El servicio a la Iglesia y la realidad del sacerdocio de los opusinos lo ilustraría yo con una anécdota que ya conté en ésta web pero que merece la pena volver a recordar: En una tertulia pirata (no autorizada) presencié cómo se le preguntó a un cura del opus que qué pasaría con los curas del opus si la Santa Sede decidiera disolver la institución... El cura respondió que, “de derecho” deberían integrarse en las diócesis correspondientes, a las órdenes del Obispo correspondiente, y que habría quien así lo haría, pero que, “de hecho” –en su opinión- la mayoría de los curas del opus “colgarían la sotana” (dejarían de ser curas); y añadió, con gestos de quitarse la sotana: “...yo, desde luego, le metería al señor Obispo mi sotana por la cabeza... y le diría: ahí tiene usted mi sotana...” 

2ª/ Tampoco creo que –como dices- sea envidiable que tus hijos tengan acceso a los medios de formación de la obra y estén “vacunados” contra la vocación.

Creo que andas muy equivocado, y que quizás debieras reconsiderar tus planteamientos.

Por una parte, los llamados “medios de formación” de la obra se convierten con demasiada frecuencia en “medios de deformación” que, a la larga, pueden dejar secuelas importantes en el alma de tus hijos, como las ha dejado en muchos de nosotros.

Por otra parte, como tú mismo vienes a reconocer, podrían caer en “la trampa de la vocación”, y aunque, llegado el caso, les ayudes y les apoyes para irse del opus, corres el riesgo de que sufran innecesariamente y de que desperdicien muchos años de su vida.

En fin, que yo a mis hijos, igual que no los expongo a otros peligros, no los expongo al peligro del opus.

Saludos cordiales.

José Antonio.