Haber pertenecido al Opus Dei no es un tema incomunicable.- Itaca
Fecha Monday, 19 March 2007
Tema 010. Testimonios


Supo escribió la semana pasada: “Hace poco se contó la historia de la revista Telva y de otras publicaciones que debían envolver el mundo en papel de periódico. Agradezco mucho esta historia, pero su autora se pasó tres pueblos porque dio nombres de personas que hoy en día tienen su trabajo, como funcionarias del MEC, a la que yo conozco profesionalmente desde hace muchos años y nunca supe que habían sido numerarias. Me parece mal que se den nombres de personas que se salieron hace muchos años. Sólo habrá una excusa: que la autora del texto tenga confirmación fehaciente de que a esas personas no les importa o hayan reconocido pública y reiteradamente su anterior pertenencia al Opus Dei.”

Bien, en primer lugar pido disculpas si alguien se ha sentido ofendido o molesto por haber mencionado su nombre en mi envío: nunca he pretendido en mis escritos dejar en mal lugar a nadie, al contrario, recuerdo con gran cariño y admiración a una serie de personas que conocí de gran valía personal y profesional. Por eso me gusta mencionarlas, porque no quiero que se olvide su aportación y su lucha.

Además de esto, creo conveniente explicar en la web qué significa para mí mencionar nombres de personas que pertenecieron al Opus Dei. Hay, en primer lugar, un motivo histórico: los hechos que relato sucedieron hace más de treinta y cinco años; son ya historia. Los años dan lugar a la historia, y ésta necesita de hechos, pero también de los protagonistas que los hicieron posibles, que estuvieron presentes cuando sucedieron: la historia no tiene por qué ser anónima, no debe serlo. Sin embargo, ésta no es toda la explicación: creo que hay un tema más de fondo. Y lo expongo aquí.

El hecho de pertenecer o haber pertenecido al Opus Dei no es un tema íntimo, personal, incomunicable; recuerdo que yo sufrí por no poder decir a mis amigas que era del OD; me decían que eso era discreción, que yo podía mentir sobre mi pertenencia a la Obra porque eso era algo tan íntimo que no lo debía manifestar ni siquiera ante una pregunta directa. Aquello era una falacia: el ser del OD es un hecho social, como lo es pertenecer a los jesuítas, a los benedictinos, a una sociedad benéfica o a un partido político. ¿Cuántas veces hemos leído en un artículo “exjesuita”, “exfranciscano” o “portavoz de Green Peace”, o “militante de…X partido? Las gente no tiene miedo a dar a conocer su situación y sus ideas sociales o políticas, porque todo ello forma parte de su vida.

El haber pertenecido al Opus Dei es un hecho más de nuestra vida, como ser del Barça, de Intermón o de Amigos de la Música. ¿Qué sentido puede tener ocultarlo? Para mí, tan sólo es una reminiscencia del secretismo que impera en la institución. Comprendo que personas que hayan dejado el OD recientemente no quieran pregonar este hecho ni decir su nombre: hemos hablado hasta la saciedad en este foro de los problemas familiares, de trabajo, etc. que se pueden producir. Pero el tiempo pasa y las cosas van recuperando su entidad real: ¿qué importa que se sepa que has pertenecido al OD? No es una lacra, no es una ignominia; es algo que está ahí, en tu vida, como tantas otras cosas: tu boda, tus hijos, tu trabajo, tus nuevos amigos, el tortazo que te pegaste con el coche, aquel viaje tan bonito que hiciste a…, la desaparición de aquel ser querido.

Yo creo que el asumir socialmente que se ha pertenecido al Opus Dei es un paso más en la recuperación personal y, aunque parezca paradójico, un dejar más atrás aquel hecho. La vida se hace día a día y, como me dijo una vez un periodista, lo que pasó ayer ya no es noticia.  Esta es mi opinión, no pretendo imponérsela a nadie; con frase opusina, “cada caminante siga su camino”.

Itaca









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