BOFF, Leonardo: Passione di Cristo — Passione del mondo, Citadella Editrice, Assisi 1978 (t.o.: Paixão de Cristo — Paixão do mundo).

Ecclesiogenesi, Borla, Roma 1978 (t.o.: Eclesiogénese)

1. Aunque el autor procura evitar expresiones directamente contrarias a las formulaciones dogmáticas, situándose en una perspectiva "existencial" que elude consideraciones ontológicas, estos dos libros contienen graves errores doctrinales.

2. Su método contradice el criterio fundamental de la inseparabilidad entre Sagrada Escritura, Tradición y Magisterio. El autor, para determinar "todo" el contenido doctrinal de las verdades de fe, se limita a considerar el testimonio de la Sagrada Escritura sin citar nunca la autoridad del Magisterio como verdaderamente vinculante.

3. Aunque alguna vez se refiere al "fondo histórico" de los Evangelios, de hecho niega la historicidad aceptando acríticamente la distinción entre el "Jesús histórico" y el "Cristo de la fe": "En los Evangelios no se hace distinción entre lo que es expresión directa de Jesús y lo que es propio de la comunidad de fe. Ambos elementos se atribuyen indiferentemente al Jesús histórico" ("Ecclesiogenesi", pp. 74-75; ver también "Passione...", p. 79). Esta proposición, que está condenada explícitamente (Dz-Sch 3413-3418, 3498; cfr. también 3999 y Conc. Vaticano II, Const. Dogm. "Dei Verbum", n. 19), lleva a que el autor niegue la historicidad de gran número de pasajes del Nuevo Testamento (cfr., p. ej., "Passione...", pp. 46-51, 53-54, 59, 62-63, 66; "Ecclesiogenesi", p. 82).

4. Acerca de la Encarnación, el P. Boff hace afirmaciones que, por el contexto, son opuestas a la unión sin confusión de las dos naturalezas, divina y humana, de Cristo. Niega que el Señor gozase, en cuanto hombre, de la visión beatífica (cfr. "Passione...", pp. 86 y 88, donde se afirma que Cristo tenía fe); dice numerosas veces que Cristo se equivocó acerca del tiempo de la parusía —tesis que está condenada por el Magisterio (cfr. Dz-Sch 3433)—, y asegura que Cristo no tuvo siempre conciencia de ser el Mesías (cfr. "Passione...", pp. 82, 85 y 86) e incluso que en la Cruz dudó de ser el Mesías (cfr. ibidem, pp 73-74), lo cual también está explícitamente condenado (cfr Dz-Sch 3435).

5. Sobre la esencia sacrificial de la Cruz y de la Eucaristía, afirma que "con toda probabilidad, la actual investigación neotestamentaria puede decir: Jesús no entendió su muerte como sacrificio expiatorio, ni como satisfacción, ni como rescate" ("Passione...", p. 89). También dice que "aquel sacrificio (el de la Cruz) no puede ser identificado con el de la Misa" ("Passione...", p. 117).

6. El autor rechaza que Cristo haya fundado directamente la Iglesia, señalando que fue fundada por los Apóstoles siguiendo el ejemplo y el mensaje de Jesús (cfr. "Ecclesiogenesi", pp. 94-98). Esta afirmación es contraria a las enseñanzas de los Concilios Vaticano I (cfr. Dz-Sch 3050) y Vaticano II (cfr. Const. Dogm. "Lumen Gentium", n. 5).

7. También se aparta de la doctrina católica en lo relativo a la naturaleza del Orden sacerdotal, con la siguiente afirmación: "el sacramento (del Orden) no confiere algo exclusivo, alcanzable solamente a través del sacramento" ("Ecclesiogenesi", p. 154), lo cual contradice la enseñanza del Concilio Vaticano II sobre la distinción esencial entre sacerdocio común y sacerdocio ministerial (cfr. Const. Dogm. "Lumen Gentium", n. 10). Por último, siguiendo a H. Küng, Boff defiende la posibilidad de que los laicos consagren válidamente la Eucaristía y la posibilidad y conveniencia del sacerdocio ministerial para la mujer.

D.E.

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