CHALMERS, David J.: The Conscious Mind, Oxford Univ. Press, Oxford 1996.

 

1. Amplia monografía sobre la conciencia. Entiende por conciencia todo tipo de sensación subjetiva: las sensaciones cualitativas, las corpóreas, y también las emociones y la conciencia de sí mismo. El propósito del autor -filósofo australiano- es defender la existencia real de los actos psíquicos, contra su eliminación por parte del behaviorismo, funcionalismo o neurologismo.

2. El funcionalismo pretende explicar la conciencia sólo por sus efectos causales externos, negando su realidad como acto inmanente. El autor sostiene el dualismo entre actos físicos y mentales, aunque no por eso llega a admitir la realidad ontológica del alma. A veces las ciencias dan explicaciones reductivas, en que las propiedades de un nivel superior se explican por las propiedades más elementales de un nivel inferior. Sin embargo, el autor señala que estas explicaciones son parciales y no tienen por qué eliminar lo superior. La tesis de Chalmers está en relación a un concepto técnico de la filosofía analítica: la superveniencia, que consiste en la correspondencia entre un tipo de fenómenos -o propiedades- y otro (concretamente uno superior -de alto nivel- y otro inferior -de bajo nivel-); de modo que cuando se da uno, se da siempre el otro. La superveniencia es lógica cuando esa correspondencia es tal que es imposible pensar que no se dé. Por ejemplo, se dice que las propiedades biológicas supervienen sobre las físicas de modo lógico porque, dadas ciertas estructuras físicas (moleculares, químicas, etc.), es imposible que no se den las correspondientes propiedades biológicas. Cuando esto ocurre estamos ante un caso de reducción: las propiedades biológicas se reducen, sin más, a las propiedades físicas. El autor piensa que las propiedades psíquicas no son lógicamente supervenientes sobre lo físico. Lo son sólo de modo contingente. Es decir, existe una efectiva correspondencia, por ejemplo, entre estados neuronales y estados psíquicos, pero no como algo absolutamente necesario. Para Chalmers, esta tesis equivale a defender que los estados psíquicos son hechos realmente originales en el mundo, distintos de los físicos. Se trata de una tesis antirreductivista. El autor sostiene que con ella se refuta el materialismo (para el cual todo hecho del mundo “superviene lógicamente” sobre los hechos físicos). Uno de los argumentos principales del autor -su tesis- es que se podría pensar, al menos lógicamente, en un individuo exactamente igual a un hombre en lo exterior y físico, con conducta y lenguaje del todo idénticos a un ser humano, pero sin actos interiores (una especie de robot). El hombre, en cambio, tiene conciencia, y esto demostraría que la conciencia es una realidad irreductible a lo físico. En la última parte del libro, Chalmers sostiene además que allí donde hay información, como sucede también en las cosas físicas inanimadas, hay una forma de conciencia -o de protoconciencia- que no podemos imaginar. Un termostato, por ejemplo, tendría cierto grado de conciencia; y una piedra poseería dentro de sí elementos conscientes. Esto le lleva a aceptar la tesis de que un robot con inteligencia artificial, si se consiguiera reproducir en él la estructura informática del cerebro humano, tendría un auténtico pensamiento consciente. Esta tesis está cercana al panpsiquismo, y Chalmers admite que su posición filosófica es una variedad de éste.

3. El libro es claro, aunque a veces muy técnico y sutil. Puede ser bien entendido por lectores familiarizados con la filosofía analítica. Presupone la filosofía de Kripke y los debates de la filosofía anglosajona sobre el problema mente/cuerpo. El esfuerzo de argumentación contra el materialismo y el reductivismo tiene su interés, pero parece muy débil ontológicamente. No llega a ver cómo la parte espiritual del hombre puede influir causalmente sobre su cuerpo. A causa de su planteamiento epistemológico, demasiado modelado por las ciencias, y a una casi total ignorancia de la filosofía clásica (más o menos confundida con el cartesianismo), no logra dar una versión realmente aceptable de la existencia de auténticos actos psíquicos y espirituales. Esta insuficiencia se comprueba en la parte final del libro, cuando la conciencia resulta extendida a todas las realidades físicas. Por otra parte, en el libro no se observa una visión trascendente en la que aparezca la verdadera vida espiritual y la realidad de Dios.

J.J.S. (2002)

 

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