FULLAT, Octavi Filosofías de la Educación CEAC, Barcelona 1978, 430 pp.
1. La primera parte del libro se titula: "Estatuto de la filosofía de la educación". Comienza por unas cuestiones de nomenclatura y define todas las nociones básicas (Pedagogía, Educación, Enseñanza, maestro, etc.) casi siempre mediante esquemas gráficos y el recurso a términos griegos, procurando darles una significación lo más amplia posible. A continuación, propone, mediante esquemas, la clasificación de los saberes; situa a la filosofía en el ámbito del saber no científico (con la excepción de lo que denomina "saberes críticos"; es decir, una cierta corriente filosófica entendida como mero análisis crítico), un simple "dar razones" sin más normas superiores. Ahí sitúa el estatuto de las "Filosofías de la Educación" (todo "lo razonable" en materia educativa), y señala sus funciones: analizar el lenguaje educativo, indicar el sentido general del proceso educativo, mostrar la estructura "educanda" del hombre, y explicar las diversas pedagogías.
2. La segunda parte: "Estructura educanda del hombre", pretende analizar el qué educativo antes de presentar las principales opciones filosóficas sobre el para qué de la educación. Aporta elementos de las antropologías existencialistas, biologista, marxista, anarquista, etc. En la última parte delimita las que, a su juicio, son las principales corrientes filosóficas contemporáneas: freudismo, anarquismo, estructuralismo, positivismo, existencialismo, comunismo y personalismo. Fullat opta —lo señala explícitamente— por la última postura: el personalismo, aunque de modo poco coherente, con notables influencias de otras corrientes que no ha sabido criticar, cayendo en la práctica, en un cierto escepticismo.
3. Se aprecia cierta falta de objetividad al plantear determinadas corrientes, puesto que Fullat parte de la negación de la metafísica y adopta, posturas neopositivistas. Su trabajo se reduce, por falta de una base doctrinal sólida, a la búsqueda de "opciones razonables" en materia de educación, lo cual resulta ambiguo y poco consistente. Por ejemplo, junto a la opción por el personalismo, valora en mucho, porque son "razonables", el "irse haciendo" existencialista, el evolucionismo darwiniano, el subconsciente freudiano, etc., y no tiene inconveniente en admitir que la familia, como institución social (pp. 147-149), puede desaparecer cuando lo determinen las circunstancias sociales, o en entender el juicio moral como "opción indiferente".
F.S.B. y D.L.S.
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