KROPOTKIN, Pioth: La conquista del pan

1. En estas p‡ginas Kropotkin resume los ideales anarquistas, iniciando con la proclamaci—n del "derecho al bienestar; el bienestar para todos", y, como medio para llegar a ese objetivo, la revoluci—n social.

Esta revoluci—n deber‡ comenzar por la apropiaci—n colectiva del capital y medios de producci—n que representan la riqueza acumulada hasta hoy en manos de la propiedad privada, para ponerlo al servicio del bienestar general. Este bienestar consiste en la posibilidad de vivir como seres humanos, de disfrutar los grandes goces del arte y de la ciencia y de criar hijos para hacerlos miembros iguales de una sociedad superior; no es el "derecho al trabajo", que ser’a continuar viviendo como esclavos asalariados, sino el comunismo anarquista: "Si alguna vez llegara a constituirse una sociedad comunista autoritaria, no durar’a, y bien pronto se ver’a obligada, por el descontento general, a disolverse o a reorganizarse sobre principios de libertad".

La expropiaci—n total predicada por el anarquismo se funda, segœn Kropotkin, en que todas las fortunas, grandes y peque–as, est‡n formadas a costa de la miseria de otros, y es preciso devolver a los trabajadores todo lo que permite que sean explotados, y que no quede ni un solo hombre que se vea obligado a vender sus brazos para subsistir.

2. Tratando de los problemas pr‡cticos que plantear‡ la revoluci—n social, discurre el autor acerca de la distribuci—n de v’veres, alojamiento, vestido, transportes..., hallando para todo optimistas soluciones, acordes con sus ideas. El objetivo de la nueva "organizaci—n" social, es "producir con la menor pŽrdida posible de fuerza humana la mayor suma posible de los productos necesarios al bienestar de todos", y esto se conseguir‡ haciendo obligatorio el trabajo manual y agr’cola, sin excepciones, salvo si provienen de la edad o incapacidad f’sica, lo cual har‡ que con jornadas brev’simas Ñde cinco horas como m‡ximo, y sin esfuerzo, por la ayuda de las m‡quinasÑ se obtenga todo lo necesario, quedando tiempo al hombre para su cultura art’stica o para sus producciones de esa ’ndole despuŽs de la jornada.

Como resultado de esta interconexi—n entre trabajo forzoso y tiempo libre cultural, los escritores, agrupados con los tip—grafos, dibujantes y encuadernadores, se compondr‡n a s’ mismos sus libros, hallando un nuevo placer en ello; por su parte, el pintor, el escultor o el arquitecto, cuando se inspiren en la "idea comœn" de la ciudad o federaci—n, hayan sentido "vivir la m‡quina" y hayan experimentado el "amor a la tierra" probando el goce de segar la hierba, producir‡n obras de sentimiento ’ntimo y personal, muy superiores a las que se hacen para satisfacer la vanidad burguesa.

El autor combate el principio colectivista de retribuci—n mediante "bonos de trabajo" entregados a "cada uno segœn sus obras", por considerarlo una forma de salario como otra cualquiera. Por el contrario, postula un bienestar "con arreglo a las propias necesidades", independientemente del mŽrito o esfuerzo.

No aclara Kropotkin c—mo se sustituir‡ el salario, aunque puede deducirse, por el resto de la obra, que predica un rŽgimen de intercambio. Tampoco explica c—mo y quien impondr‡, en un rŽgimen ‡crata, las leyes fundamentales de la anarqu’a.

3. El libro, en definitiva, adolece, tanto en el plano cient’fico como en el doctrinal, de la inconsistencia y desconocimiento de la naturaleza humana que caracterizan el anarquismo.

L.N.

 

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