MARCELLESI, Jean-Baptiste Ñ GARDIN, BERNARD Introduction ˆ la Sociolinguistique. La linguistique sociale Libraire Larousse, 1974 Introducci—n a la sociolingŸ’stica. La lingŸ’stica social Gredos, Madrid 1979

1. Exposici—n de las principales escuelas sociolingŸ’sticas. El an‡lisis y la cr’tica, as’ como las soluciones propuestas est‡n realizados desde una —ptica marxista.

2. Los autores comienzan su estudio con el examen de las posiciones de diversos autores marxistas, criticando las hip—tesis de N. Marr Ñque recibi— al principio el apoyo de las autoridades soviŽticasÑ de la "monogŽnesis del lenguaje", porque "postula un estado de conciencia anterior al lenguaje" (p. 52); en general, se–alan, los trabajos en la l’nea del marxismo, admiten que la lengua es una superestructura y un fen—meno de clase. Las obras "cl‡sicas" del marxismo aportan algunas observaciones sobre el lenguaje desde el punto de vista del materialismo hist—rico (Marx-Engels: "El lenguaje es tan antiguo como la conciencia, el lenguaje es la conciencia real, pr‡ctica" (pp. 66-67); Engels: el lenguaje nace del trabajo, a causa del cual los hombres tuvieron algo m‡s que decirse; Lenin: unidad entre "lengua y pensamiento"). Critican la opini—n de Stalin (la lengua es un instrumento de todo el pueblo y no una superestructura), que encubr’a el prop—sito de imponer una lengua comœn a toda la URSS. Para "desmitificar" la polŽmica que Stalin desencaden— dentro del marxismo, los autores proponen distinguir entre "lingŸ’stica unificante" y "lingŸ’stica diferencial": "La lingŸ’stica unificante tiende a buscar todo lo que en los hechos lingŸ’sticos puede dar lugar a una descripci—n œnica" (p. 132). "La lingŸ’stica diferencial tiende a enumerar todos los contrastes (...) que existen en la actividad lingŸ’stica en el seno de una misma comunidad" (p. 133).

3. Pasan despuŽs al estudio y a la cr’tica de otras escuelas estructuralistas y de la dialectolog’a social americana a prop—sito de la cual definen la "comunidad lingŸ’stica" como un "conjunto de grupos, que entran en relaciones dialŽcticas en el mismo proceso de creaci—n de un conjunto de normas dominado por la norma de la clase dominante, pero sometido sin cesar a revisi—n". Tomando ocasi—n del estudio de Bernstein sobre "el fracaso escolar de los ni–os de las clases menos privilegiadas" (p. 277), proponen su soluci—n, se–alando que "si la clase obrera tiene necesidad de la escuela, es decir, de conquistar la escuela, esa conquista no puede s—lo significar la toma de posesi—n de c—digos burgueses, sino que conduce a una transformaci—n de la escuela en el sentido de que la experiencia de la clase obrera penetre en ella Ñy esto no ser‡ sin luchasÑ, es decir, a largo tŽrmino en la medida en que se suprima la divisi—n entre trabajo y saber" (p. 280).

P.H.R.

 

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