ORTEGA Y GASSET, JosŽ: Historia como sistema, Madrid 1940

1. Este ensayo constituye una de las s’ntesis m‡s abreviadas del pensamiento del autor. Al inicio, Ortega plantea el concepto de fe viva y fe muerta. La primera es algo con que se cuenta permanentemente (lo que los m’sticos llamar’an "Presencia de Dios"); la segunda es algo que se arrastra, como por costumbre, pero d‡ndola cada vez en menor importancia. En la Edad Media, el hombre ten’a una fe viva en Dios, que fue sustituida, a partir de la crisis del siglo XV y XVI, por una fe viva en la Raz—n. Pero, desde 1910, al cesar la "idolatr’a de la raz—n", se pone en crisis esta nueva fe.

2. DespuŽs de se–alar el fracaso de las ciencias f’sico-matem‡ticas para estudiar lo humano, Ortega analiza la oposici—n naturaleza-esp’ritu, t’pica del racionalismo, y trata de desentra–ar el elemento que el conocimiento pone Ñlas formas del pensamiento kantianoÑ en la naturaleza de las cosas. Estas formas, continœa, hacen que concibamos la cosa como algo idŽntico y est‡tico; pero el elemento est‡tico es el propio esp’ritu, que es identidad y por tanto cosa. Para Ortega, todo intento en la historia del pensamiento de hacer activo y din‡mico el esp’ritu ha sido inœtil. La dinamicidad no vendr’a de la sustancia sino de la vida, que ser’a la realidad m‡s radical.

El error ser’a entonces Ñcontinœa el autorÑ considerar al hombre una naturaleza, porque la naturaleza no cambia y est‡ fijada por ciertas leyes. Mientras que el hombre s’ cambia y no es determinado por leyes. El hombre se hace, viviendo. El mismo va dirigiŽndose y transform‡ndose. O tambiŽn, el hombre no es, sino que va siendo; por eso debe liberarse de la conciencia de ser para sustituirla por la conciencia hist—rica: en definitiva, el hombre no tiene naturaleza, sino historia. El autor concluye diciendo que, despuŽs de los fracasos de la fe en Dios y de la fe en la Raz—n, ahora es necesaria una nueva revelaci—n: la fe en lo œnico que le queda al hombre: la fe en la Vida.

3. Como queda claro, Ortega niega la realidad de la sustancia y se declara vitalista e historicista. En su concepci—n del ser, influido por la filosof’a kantiana, confunde el plano real con el ideal.

D.L. y P.A.

 

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