SENDER, Ram—n J.: El verdugo afable, 1952

1. Sender hace arrancar esta novela de un hecho de su propia vida: el haber asistido como testigo de la ejecuci—n, en la c‡rcel Modelo de Madrid, de los cuatro delincuentes culpables del famoso crimen del Expreso de Andaluc’a, en 1924. El autor, redactor entonces del diario "El Sol", describe en primera persona los sentimientos que este episodio provoc— en ˇl y c—mo sinti— deseos de hablar con el verdugo. A partir de aqu’ comienza el relato, la ficci—n, centrada en las confidencias que este verdugo Ńafable y apacibleŃ le hace, y en las cuales se refleja, por el contrario, una vida inmoral, azarosa y agitada, a tenor de las circunstancias del ambiente.

2. El duro realismo en cuestiones pol’ticas y sociales aparece mezclado con elementos on’ricos, fant‡sticos y esperpˇnticos. Todo lo que sucede en torno a la figura del verdugo, mostrada con una psicolog’a compleja, sugestiva, contradictoria, y seguramente con rasgos autobiogr‡ficos, resulta consecuente, aceptable, aunque a veces parezca una deformaci—n —ptica del mundo real, o sean comportamientos deshonestos o irresponsables.

3. El protagonista, autodidacta y de mente anal’tica, se interroga a s’ mismo y a los dem‡s sobre el sentido profundo de las cosas. A travˇs de ˇl, Sender plantea una serie de dudas sobre la existencia de Dios, el pecado y el problema del dolor en el mundo, centrado en el caso de la pena de muerte: "Quiero acabar de entender la raz—n de existir de los verdugos. Si no la hay, estamos todos perdidos".

En las aventuras del protagonista se revelan en cierta medida los problemas de la generaci—n del autor, resueltos con un cierto fatalismo. En el libro abundan las escenas er—ticas e inmorales, y se realiza una defensa del anarquismo.

O.B.

 

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