ZOLA, Emile: Nana, 1880

1. Esta novela, incluida en la serie de "Les Rougon", cuenta la historia de la vida Ñbajezas, vejaciones, sufridas y causadas, triunfos y desventurasÑ de Anna Coupeau, llamada Nana, hija de Gervaise Macquart. El autor la presenta en los momentos en que pasa de los apuros de una vida m’sera, a la conquista de Par’s como mujer de moda, despuŽs de su debut en un teatro desvergonzado de variedades.

Tras el Žxito, no causado precisamente por sus mŽritos art’sticos, Nana recibe numerosas visitas: la del conde Muffat de Benville Ñal que enga–a y le hace su amanteÑ y su suegro, el marquŽs de Chouard, miembros de un comitŽ benŽfico que solicitan una limosna para los pobres; la del joven Georges Hugon, de diecisiete a–os, incondicional admirador; la del banquero Steiner, que compra para ella la finca de La Mignotte; la del repugnante c—mico Fontan, con quien halla divertido el hacer "vida honrada"; la de La Satin, en compa–’a de la cual ÑviŽndose m‡s tarde en la miseriaÑ vuelve a la prostituci—n callejera...

2. Todos los personajes que desfilan por la novela sufren diversas desgracias: el conde Muffat, arruinado y desde–ado por Nana Ña la que un d’a descubre con su suegro el marquŽsÑ, dimite de su cargo en las Tuller’as a consecuencia de la escandalosa conducta de ella; Philippe Hugon, un joven militar que no puede permitirse lujos, y a quien su madre ha enviado para librar a su hermano Georges de la perniciosa influencia de Nana, resulta tambiŽn seducido, es deshonrado y encarcelado por robo; Georges que, atormentado por los celos, se suicida clav‡ndose unas tijeras en el pecho; y, por fin, la propia Nana que, de regreso a Par’s despuŽs de un viaje al que se ha marchado sin dejar rastro, la muerte la sorprende atacada de viruela negra.

3. Esta obra, como la mayor parte de la producci—n de Zola, se caracteriza por un naturalismo crudo y deshumanizado. La patente ausencia de luces y sombras de la vida real, hace que el clima general del libro resulte excesivamente abrumador y opresivo. Los personajes se mueven como marionetas que juegan en las manos de la protagonista. La propia Nana, sin embargo, parece rid’cula, modelo de frivolidad y de temperamento caprichoso, carente de personalidad, con una vida mancillada desde muy ni–a, en la que su œnico fin es satisfacer sus instintos, de triunfo, o sexuales: no se da cuenta que utilizando a los dem‡s como objetos de placer, se hace a s’ misma objeto de sus propios deseos.

Al mismo tiempo, la ausencia de horizonte religioso. Ciertamente, el conde Muffat y su suegro, el marquŽs de Chouard, resultan caricaturas de la verdadera religiosidad: el primero s—lo vuelve a sus anteriores creencias cuando se ve deshonrado, desde–ado e impotente para afrontar su nuevo estilo de vida; el segundo es presentado como un hombre carnal y sin escrœpulos. Se muestra as’ la religi—n, no como un anhelo natural del hombre que busca a Dios, sino como el refugio de los desesperados y perdedores que ocultan su insatisfacci—n tras el velo de lo sobrenatural, como salida de escape de la frustraci—n de los impulsos biol—gicos y sociales.

L.N.

 

Volver al ’ndice de las notas bibliogr‡ficas del Opus Dei

Ver ’ndice de las recensiones del Opus Dei

Ver INDEX del Opus Dei

Ir a Libros silenciados y Documentos Internos

Ir a la p‡gina principal