BARZUN, Jacques

The Use and Abuse of Art

Princeton University Press, Princeton and London 1975, pp. 150.

 

INTRODUCCIÓN

La obra que se reseña es la recopilación de un ciclo de conferencias impartidas en el año 1975 por el Profesor J. Barzun, conocido crítico de arte estadounidense sobre el tema del uso y el abuso del arte a lo largo de los últimos dos siglos. En términos generales, el hilo conductor de las intervenciones es el desarrollo histórico del arte, sin embargo el énfasis está más bien en la crítica que el autor realiza de los diversos aspectos que toma el arte en distintos momentos de este proceso, especialmente en el s. XX. Los títulos de las conferencias expresan de modo gráfico las ideas principales que contienen: Por qué conviene desafiar al Arte; El surgir del Arte como religión en el s. XIX; El Arte como destructor; El Arte como Redentor; El Arte y su tentador, la ciencia; El Arte en un vacío de creencia.

 

CONTENIDO

En la primera conferencia, el Profesor Barzun plantea este estudio del arte tal como se realiza en la década de los setenta, debido a las condiciones que acompañaban e iluminaban el arte entonces y la ambigüedad de la misma palabra arte que se puede entender de diversas maneras. Recuerda los motivos que se suelen aducir para justificar el arte: el valor perenne del arte; el arte como algo revolucionario que mueve al hombre a rechazar su situación actual para buscar un nuevo orden; la idea que la contemplación del arte es un medio para alcanzar la realización estética, la armonía y la serenidad. Sin embargo, el autor va más allá al postular que el arte es una institución que tiene muchas manifestaciones, pero sin una teoría detrás.

En esta primera intervención se percibe la intención de realizar una crítica fuerte del uso y del abuso del arte a lo largo de dos siglos y, particularmente, en el s. XX. De hecho, en las siguientes conferencias el autor alude a muchas razones de sentido común al criticar los diversos conceptos empobrecidos del arte; sin embargo, la misma amplitud de la discusión junto con las posturas variadas que el autor toma en diversos momentos hace difícil la tarea de discernir su propia opinión con respecto al arte. Es más, se acaba el libro con la impresión de que el Profesor Barzun no tiene un concepto muy fundamentado del arte; dice muchas verdades pero no parece que busca la Verdad y al final, presenta un concepto algo formalista del arte.

En la segunda conferencia, se explica cómo surgió el concepto de arte como religión, con un análisis agudo de las consecuencias del Renacimiento, de la Reforma Protestante y la pérdida de la fe ante el progreso de las ciencias. Los artistas sólo adquirieron su "lugar" en el mundo intelectual cuando se había cambiado la meta e incentivo de la fe religiosa del otro mundo a este mundo; cuando se eliminó a Dios de la eternidad y se Le incluyó en la naturaleza y en el corazón humano, fue posible decir, como ahora todos creen, que la inmortalidad reside en la obra de arte (cf. p. 33). Se trataba de un modo de percibir el hecho de que la espiritualidad del arte y sus efectos no se explican por la materialidad de la obra en cuestión. De allí se llegó a afirmar al artista como creador y, por tanto, como un ser superior a las demás personas. Luego se llega a usar el término "religión" como un metáfora para expresar la experiencia artística, estética, etc. Al final del s. XIX, esta metáfora del arte como religión se había convertido en una realidad. Por eso, el arte se convirtió después en "destructor" de todo lo que no entraba en sus esquemas. En esta sesión, el autor da a entender que el arte es grande y bueno como otras cosas, pero que puede existir en "exceso"; usarlo mal o situarlo donde no le compete, como en el caso de convertir el arte en religión. Tiene razón; sin embargo, el autor no profundiza, por ejemplo, en qué es lo que tiene el arte para que produzca en quienes lo contemplan efectos superiores a las posibilidades de la materia que compone la obra, lo cual parece ser en este caso, el fondo de la cuestión.

Como se consideraba que el arte era la expresión suprema del poder espiritual del hombre, necesariamente tomó el papel de crítico de la vida y de censor moral de la sociedad (cf. p. 47). Con este resumen, el Profesor empieza la tercera conferencia en la que expone el proceso por el cual el arte se convirtió en el adversario abierto de la sociedad "respetable" del Victorianismo. Se presenta como el centro de la realidad, de modo que el resto de la realidad se vea como falsa y artificial, ridícula y exagerada. Se relegó la moralidad a algo propio de la sociedad que se quería criticar y así el arte se hizo "inmoral". En particular, en el arte se empezó a utilizar la inversión y el contraste para llamar la atención. Sin embargo, explica el autor: "Se requiere un Dios omnisciente para sacar justicia de estas inversiones. Para una época sin Dios, solamente el aspecto negativo de la inversión tiene poder" (p. 51). Como consecuencia, lo negativo se convirtió en un hábito mental que destruye todo y corrompe la mente humana. La eliminación progresiva de la naturaleza, de la realidad, etc., llevó al arte simbólico y también al naturalismo, como reacción contraria. Estos dos tipos de arte obligan a abandonar el mundo.

Otro aspecto del problema era la cuestión del papel del artista en la sociedad. El artista rechazaba los valores de la sociedad que no le reconocía como él pensaba que se merecía. Esto llevó al fracaso de la "teoría del genio" porque la grandeza del artista como héroe de la cultura no se reflejaba en su situación social; se llegó así al gran conflicto entre el arte y el mundo al fin del siglo XIX.

"El arte grande es capaz de transformar el aspecto del mundo, mientras a la vez rehace de modo misterioso la sustancia del "yo" en formas nuevas" (p. 74). Esta frase refleja el concepto del arte como redentor, tema de la cuarta conferencia. En resumen, el autor explica que se considera la experiencia del arte como redentor porque abre la persona a la trascendencia (a otro mundo, da igual cuál, dice del autor); esto hace que se tienda a sustituir la religión por el arte. El Profesor Barzun expone el error detrás de las distintas formas de sustitución que llevan a convertir el arte en algo redentor. Dentro de sus motivos para negar que el arte pueda ser espiritualidad o tipo de vida (religión) llaman la atención los siguientes: el arte no tiene una teología o mitología propia; en el arte bueno no existen "reglas de comportamiento"...la emoción estética es separable de lo moral (cf. p. 90); el arte es pluralista, no unifica en sí; como el arte no es moral ni misericordioso no tiene un motivo espiritual por condenar al mundo; el hecho de que el arte no es religión se manifiesta en el olvido actual de Dios y del demonio en el arte. Claramente, el arte en sí no es un sujeto moral, sin embargo, parece que el autor aquí no tiene en cuenta la relación entre la bondad, la verdad, la armonía y la belleza del contenido y de la forma en la obra de arte, junto con los efectos más o menos buenos o malos que puede producir en la persona que lo contempla. Finalmente, el Profesor explica cómo el arte revolucionario puede tener un aspecto religioso, de redención, en cuanto posee un elemento unificador. Nos encontramos ante comentarios interesantes que tienen algo de verdad; sin embargo, en el conjunto de la obra, en este punto el lector empieza a preguntarse por el concepto de arte que tiene el autor. ¿El arte es forma con contenido o solamente forma para el Profesor Barzun?

En la siguiente conferencia, se explica cómo el arte ha caído en la tentación de tomar préstamos de la ciencia. En base al común intento de ambas de dar una explicación total del universo, el autor presenta los motivos de la "tentación" en cuestión: el deseo de comprender la existencia como unidad; el deseo de comunicar conocimientos adquiridos por medios especiales. Debido al abandono del naturalismo en el arte, se procura fundamentar su valor cognoscitivo, su veracidad, en técnicas más propias de las ciencias: la factualidad que viene de la investigación; la dificultad de las formas en el simbolismo, el cubismo, etc.; la creación de la teoría del arte en la que los críticos y los artistas hablan como científicos; se pone mucho énfasis en las relaciones en el arte, excluyendo lo moral, lo intelectual y lo emocional. En este contexto, dice el Profesor, surge la teoría del "arte puro" que da a conocer otro mundo, no el nuestro, sino el que cada uno encuentre en la obra de arte. Como consecuencia, la obra tal como se percibe en nuestro mundo no tiene sentido porque la realidad central de la obra no existe sino que cambia según quien lo ve y el punto desde el que la ve. El público interesado en el arte moderno aumentó rápidamente ante este concepto del arte ya que se hace posible toda interpretación ante la obra de arte y se permite el uso incanalizado de la imaginación. El autor indica el peligro de esta situación, explicando que quitar el sentido del arte lleva a quitar al hombre del centro de la obra de arte, y produce un universo sin sentido ni finalidad. Su análisis del rechazo ulterior de este concepto de arte le lleva a exponer cómo el deseo de recuperar lo humano en el arte cayó en fomentar el instinto humano, tal como se manifiesta en el arte "experimental" y en el hecho de que se busca lo "interesante" en el arte.

Junto con esto, sigue el interés por lo técnico, en el arte, que se manifiesta en el funcionalismo en la arquitectura. En este contexto el autor explica la tentación que tiene todo artista de coger las ideas que están de moda y expresarlas sin pensar en las consecuencias. Dice que a veces no piensan bien y se explica: no se imaginan las realidades en base a lo que se piensa; se olvidan la importancia de la coherencia lógica. Las ideas sin raíces en la imaginación y sin vínculos con otras ideas son juguetes atractivos pero no más. Se acusa al artista de no fijarse en lo actual, lo real y como consecuencia, su obra se olvida de lo particular, del valor de lo individual. A lo largo de todo el libro, el autor va dando ejemplos concretos de lo que dice a través del comentario a diversas obras de arte. En este punto (cfr. pp. 113-6), elige un ejemplo desagradable y detallado, para argumentar su caso. Aunque se razona bien la cuestión, quizás se podría haber elegido otra obra de arte para ilustrar la idea.

El Profesor continúa el discurso volviendo al tema de la relación entre ciencia y arte, y recuerda que se da también el caso de la ciencia que desea pasar por arte. Luego explica por qué no se pueden identificar los productos de la ciencia y del arte. Finalmente, pasa a tratar la última influencia de la ciencia sobre el arte: el criticismo. El autor lanza un juicio duro sobre la crítica del arte que cae en el uso de terminología muy abstracta y poco fija, junto con la tendencia a utilizar muchas palabras para decir poco y que lleva a la distorsión de la verdad. "La pedantería, la inflación intelectual, la pérdida del contacto con la realidad y sus matices caracteriza el medio del crítico en un esfuerzo inútil por alcanzar la autoridad de la ciencia" (p. 120). Añade el autor que el arte es un misterio, una fuerza muy grande pero no está totalmente fuera de nuestro control.

En la última conferencia, el Profesor Barzun trata la relación entre arte y vida, haciendo ver que mientras el arte debe enriquecer la vida, a la vez refleja la vida de algún modo. Actualmente, dice, hay un conflicto entre arte y vida porque se ha perdido la confianza del hombre en sí mismo y en el poder de la vida. En consecuencia, el arte tiende a "atacar" al hombre y el hombre ha perdido la inmediatez de la reacción ante el arte. Acercándose a la conclusión, el Profesor Barzun indica que en este proceso de "destrucción", nos encontramos ante la liquidación de 500 años de arte. Sin embargo, expresa su parecer positivo con una argumentación un tanto dialéctica: debido al exceso de arte y a la falta de limitación en su uso, la reacción violenta ante el arte puede permitir que luego algo nuevo surja allí. Cuando desaparece lo que se presenta constantemente a la mente hasta la saturación, se deja libre la conciencia, y entonces el poder creativo puede renacer. El hombre nuevo y su arte, podrán surgir si se procura tener una opinión propia ante el arte, en base al conocimiento y al sentimiento que se adquieren ante la obra de arte; pensar, escoger, actuar, en base a lo que se siente y se quiere. Según Barzun, el hombre nuevo y su arte serán comunitarios y no individuales porque la igualdad que surgió en la Revolución francesa borró el concepto renacentista del individuo.

 

VALORACION DOCTRINAL

La obra del Profesor Barzun destaca por la agudeza del análisis histórico, y su visión del desarrollo del arte resulta sugestivo. A la vez, el libro contiene, en su conjunto, una consideración pragmática, más bien negativa, del estado de las artes que refleja verdades parciales, de sentido común. Sin embargo, se echa de menos un análisis crítico unitario con más fundamentación. Todo esto, junto con la ambigüedad de la posición que adopta el autor, puede llevar a confundir al lector que no tenga una buena base filosófica e ideas claras sobre el arte. Algunos de los ejemplos que utiliza podrían molestar a personas de mayor sensibilidad. Por estos motivos, su lectura requiere buena formación y espíritu crítico.

C.D. (1998)

 

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